xoves, 31 de decembro de 2015

el último día de 2015

Y así se va otro año más. Tarda en irse lo que en pasar los anteriores y, lo que tardará el que se aproxima. Un día como este, las inmensa mayoría de las personas está llena de rituales. Que si las uvas, que si champán, que si lo celebramos ya a las doce del mediodía, etc. Pero si algo hacemos todos y todas, o casi todas y todos, es hacer balance del año que está apunto de terminar, y propósitos para el año que está a punto de comenzar.
Pues en estas ahora me pongo yo. Si he de hacer balance de este año, podía estar algo descontenta porque no hice muchas cosas. Pero he de decir, que lo de ser despedida, para mí, y bien pensado, ha sido algo positivo. A pesar de todas las personas que he dejado atrás, tantas compañeras y compañeros, he ganado. Mi salud, mi mente y mi cuerpo han agradecido mucho ese despido. Y la deuda de mi coche también, con la indemnización pagué lo que debía. Ya puedo decir que la Quitiña (nombre de mi cochecito lindo) es toda mía. Las cuatro ruedas son mías, el volante es mío, hasta su último tornillo es mío. Por ser, hasta es el pedal del embrague que no tiene.
Después del despido, la necesidad de descansar, en todos los sentidos, me habría propuesto no buscar trabajo hasta septiembre y relajarme todo el verano, por lo que ha sido un verano maravilloso. 
Como lo de buscar trabajo ha sido pospuesto y pospuesto, sin excusa ninguna que lo justifique, ese es mi primer propósito para el 2016. Buscar un trabajo, y espero encontrarlo. A poder ser que me guste mucho y me llene más. 
Mi segundo propósito, es buscar alguna actividad que me guste y me saque de casa y socialice algo más. Ya tengo las clases de calceta, pero había pensado en meterme en un club de lectura en gallego. Con ello conseguir, leer más y en gallego, que últimamente lo tengo muy abandonado (y me duele), conocer más personas que amen la lectura en gallego, y obligarme a salir más de casa. Me estoy volviendo ermitaña del todo.
Otro propósito, a ver si se tercia algún curso, baratito, de informática para actualizarme y pasar del nivel de usuario más básico, y coger habilidad a la hora de trabajar con ordenadores, que bien que me hace falta. 
Bueno, tengo un último propósito, pero es muy personal. Si al final sale, os lo cuento.
Como psicóloga, os recomiendo que vuestros propósitos de año bueno sean realistas. Que si alguno es una meta un poco más difícil de conseguir, se divida en objetivos consecutivos para ver sus progresos. 
Como persona os recomiendo vivir disfrutando los pequeños detalles que recibís y sobre todo que regaláis, porque esas pequeñas cosas que son las que pasan desapercibidas, puede hacer, que el balance que hagáis el 31 de diciembre de 2016, sea más o menos satisfactoria.
Como con cardiopatía, cuidar vuestro corazón, vuestro motor, y vivir cada latido con una sonrisa, él os lo agradecerá, porque las lágrimas, hacen que se arrugue.

A TOD@S OS DESEO UN FELIZ AÑO 2016,

xoves, 24 de decembro de 2015

Bon Nadal


   Me tomo este rinconcito de mi tiempo, para desearos a todos y a todas unas felices fiestas. Ya sabeis que en este tiempo, suelo recordarme de todas aquellas personas que suelen estar ingresadas en los hospitales, por las más diversas causas y no pueden festejar con sus familias estos días tan especiales. Pero permitirme este año, recordar especialmente a una persona que esta noche no estará en su casa. Con lo poco que la conozco, seguro que sacará la parte positiva y recordará esta Noiteboa toda su vida de una manera especial. La recordará, porque será la primera Nochebuena que su nuevo corazón, late en su pecho. 

BON NADAL A TOD@S.
FELIZ NAVIDAD A TOD@S.

BON NADAL AMIGA. HOXE VAI POR TI.

luns, 9 de novembro de 2015

camino de los 40

El 23 de octubre he cumplido 39 años. Cada vez que cumples el último año de una década, tu cabeza va directamente a pensar que ya cambias de número en las decenas, y te parece de pronto que en vez de cumplir un año más, envejeces la década de golpe, cuando han pasado los diez años de la treintena, a la misma velocidad que los de la veintena y, que pasarán, a la misma que los de la cuarentena. Pero tu cabeza es así, y piensas: "Dios! Para o ano xa teño cuarenta". Aún no, me falta poco menos que un año.
Desde que tengo un poco de uso de razón (nunca tuve mucho), no suelo pensar en la vejez. Siempre digo que no creo que llegue a la jubilación, y menos ahora que es más tarde. Eso sí, si llego y puedo FIESTÓN. Mi lema es año vivido, año vencido. 
Cuando durante toda tu vida te dicen que no saben como va evolucionar tu cardiopatía. Que pasas de ser una niña que igual no llega a la adolescencia, y luego llega a la juventud, y estás en plena madurez, porque vas tirando, la ciencia avanza y tu salud te respeta. Pero siempre tienes presenta eso de que en cualquier momento todo puede cambiar, un giro de salud y tienes que tomar medidas, ¿y qué?, pocos daban algo porque cumpliese 39 años. Si llego a vivir otros tantos llego a la jubilación, ¿os imaginais? Algunas personas se estarán echando las manos a la cabeza solo con pensar aguantarme tanto tiempo, jajaja.
No solo yo, creo que todas las personas deberíamos vivir el día a día, cada día, sin pensar si vamos a llegar o no, y una vez que cumplimos años, decir: "AÑO VIVIDO, AÑO VENCIDO"

martes, 20 de outubro de 2015

#tejiendoxsiria

Muchos de los que me seguís en instagram, red de la que soy super aficionada, sabéis que en los últimos años se me ha dado por marujear mucho en casa, es dicir, cocinar, tejer, ganchillar, manualidades, etc.
Estos días una cosas que he tejido ha sido una manta que acabo de enviar a la Asociación de Apoyo al Pueblo Sirio de las que estaba una manta dentro del proyecto la manta de la vida. 
Creo que el proyecto de tejer mantas para Siria surgió de dos chicas que se dedican a tejer, ganchillar, ... y lo expusieron en las redes sociales. El poder de las redes sociales, hizo que se difundiera con mucha rapidez por todo España y más allá, y cientos de manos (si digo miles igual exagero) empezaron a tejer, mantas o trozos para montar mantas. Se formaron grupos de personas para tejer juntas.
Hasta donde sé por las redes sociales se han conseguido contabilizar más de 2000 mantas tejidas, y se sabe que hay gente, como yo, que ha ido por individual y grupos en el extranjero que no se han contabilizado.
Creo que mi mantita no es muy bonita, pero doy fe que abriga un montón. Por el tamaño es más bien infantil, así que saber que un niño o niña no pasará frío (o pasará menos frío) gracias a ella, me hace muy feliz, y muy realizada. Saber que todas las horas que he dedicado ha tejer esa manta es para que alguien esté un poco mejor, me hace sentirme bien.


luns, 5 de outubro de 2015

los perros y yo

TYRON
Este es Tyron, el nuevo miembro de la familia, y como podéis comprobar es un perrito muy bonito.
Pero mi historia con los perros nunca ha sido idílica. Es más, he llegado a padecer una especie de cinofobia, o como yo digo "perrofobia" y, sinceramente aún no se me ha pasado. Ya nunca fui yo mucho de perros, y cuando nos atacaron tres perros de caza cuando íbamos al colegio con sólo siete años, ya casi no los podía ver delante, siempre de lejos o me alejaba de ellos. Pero hubo un momento que esa ansiedad se rebajó, y fue cuando me fui para Granada. En esa ciudad había tanto perro abandonado, que al final eran ellos o yo. No me diera cuenta de eso, hasta que mi hermana me comentó que se quedara alucinada cuando pasé cerca de dos perros casi sin inmutarme. 
Mi actual relación con los perros ajenos es; espera a que yo te vea y evalúe si me puedo quedar en el sitio o me tengo que cambiar de acera. Cuando veo un perro o perra, lo primero que evalúe es si tiene correa, si no tiene, donde está el dueño o dueña. Si no veo una persona responsable del animal, ¡aléjate!. Dá igual que luego este o esta diga, no hace nada, me da igual, ya mi percepción, errónea o no, decidirá si hace nada o no. Como un perro ladre, Moka ya se va, directamente, que no se moleste nadie, odio que un perro se ponga a ladrar sin ton ni son, y si son chicos (perros de raza pequeña) peor, ese ladrido agudo me hace sufrir ansiedad. Y también odio a los dueños y dueñas que se molestan cuando le dices que por favor cojan al perro o lo llamen porque se acerca "peligrosamente" ladrándote a lo loco, "si no hace nada", ¡y a mi qué!, que hay gente que no apreciamos a los perros desconocidos nada más verlos, ni que nos ponemos a acariciarlos a lo loco a los animales que no son nuestros, e incluso hay gente que tiene fobia a las mascotas. Siento si alguien se ofende, porque yo respeto a los que quiere mucho a los animales, pero creo que tienen que pensar que en la calle hay gente que tiene problemas con ellos y tienen que ser respetados también.
Cuando yo era pequeña y vivía en la aldea, cada casa tenía por lo menos un perro y un gato. Los que tenía perros pequeños, normalmente estaban sueltos. Aquellos que eran grandes, si la casa no tenía cerrado estaban atados, eran los defensores de la casa. Yo no era muy de acariciarlos, ni hablarles ni nada de eso, cosa que mis amigas hacían. 
En casa de mis abuelos, donde he vivido unos años, siempre hubo un perro grande de los que estaban atados. El primero que recuerdo se llamaba Biuti. Se murió de viejo y enfermo. Nunca me acerqué a él. El siguiente fué Pol. Este ladraba aún más que el anterior, así que no me acercaba ni loca a su territorio. Cuando pasamos a vivir a la casa de mis padres, mi madre no quería perros, pero un día mi padre llegó con una perrita muy bonita a la que llamamos Yoli. Era una perrita muy buena, que cuando yo estaba sola me atrevía a acariciarla y jugar un poco con ella, pero si venía mi hermano, sabiendo mi reacción, comenzaba a decir: "Yoli, mórdelle, mórdelle" (Yoli, murdele, muérdele) y yo me largaba corriendo.Ni loca me mordería, pero yo ya no controlaba la situación. Yoli era superlista. Una de las cosas que hacía era acompañar a mi madre a las fincas, luego se venía, y si se acercaba la noche y mi madre aún no estaba en casa, se iba a la finca de turno a buscarla. Era la que le daba de comer. Yoli era tan guapa, que se ligó a todos los perros de la aldea, y se pasaba gran parte de su tiempo embarazada, tuvo un montón de Yolicitas y Yolicitos. Pero nos mudamos a Santiago, una ciudad, así que dejamos a Yoli a mis abuelos. Era tan lista, que los viernes cuando veníamos a pasar el fin de semana, ya estaba ella en la puerta para recibirnos a saltitos y moviendo la cola a lo loco, y cuando llegaba el domingo, se esperaba a que el coche arrancase hacia la ciudad para irse. Un día Yoli desapareció, nunca supimos nada más de ella, cremos que alguien se la llevó, por bonita. Nunca más tuvimos perro ni perra. 
Mi siguiente experiencia, también fue con una perra. Se llamaba Yuma, una rottweiler de un amigo. La conocí de cachorrita, la deje de ver un mes, ya estaba grandecita. Ese día, casi no me acerco a ella. Mi amigo al ver mi reacción me dijo, acércate despacio y que te huela. Cuando hizo eso, al rato sentó el culo y sacó la lengua a forma de saludo, se acordaba de mí, alucinadita me quedé. Nunca le tuve miedo a esa perra, pero pobre de mi si viese otra rottweiler que no conociera.
Ahora tengo una pareja que adora a los perros. Toda su vida tuvo perros y perras con su padre. Cuando yo le conocí, tenía con su padre un montón de perritas, pero al fallecer éste regalaron parte de ellas y se quedaron con dos. Nunca me acerqué mucho a esas perritas, dos setters, una irlandesa y otra inglesa. En un mismo año fallercieron las dos, la irlandesa muy viejita y la otra se enfermó.
Así que llegó Magnun. Un setter irlandés que mi novio adoraba. Lo fuimos a buscar a Asturias, y luego comenzamos a llevarlo a casi todos los sitios a los que íbamos. Tengo que reconocer que no me acercaba mucho a Magnun, porque era enorme y juguetón, y tenía miedo que me tirase o me diese un golpe, pero aprendió a que si quería que lo acariciase se tenía que tumbar. Poco lo acariciaba, pero por lo menos alguna se llevó. Falleció de forma repentina hace hoy dos semanas con solo dos años de un infarto.
Así que ahora, está Tyron. Un cocker negrito, es decir, un perro de mi tamaño. Por ahora es el que he sentido más mío, por que sé que va ser de mi tamaño, pequeño, manejable, que no me tire. Con Tyron, también he sorprendido a mi hermana, a mi madre, y hasta a mí misma. Por primera vez en mi vida, he paseado un perro (no pongo la foto que salgo horrible).
Tengo que confesarlo, estoy embobadita con él. 

P.D: vaya rollo os he soltado hoy.

xoves, 1 de outubro de 2015

1 de octubre

Hace mucho que no escribo. Podría dar mil razones, lo que serían mil excusas. No voy a excusarme, porque para unos minutos un día, tampoco hay tan buenas excusas. 
Os sorprenderá seguro que hoy retome el blog. Es una de mis proposiciones en el nuevo ciclo que supuestamente comenzaría hoy. Pero va a comenzar en unos días. Pero como una de las propuestas era retomar este blog, esta labor la comienzo hoy. Mi intención en este nuevo ciclo es escribir algo, aunque sea una vez a la semana.

Ya sabeis que yo tomo la vida por ciclos. Ciclos que comienzan cuando terminan otro porque hay un hecho ¿rompedor? que separa un ciclo de otro. Pero hoy no os voy hablar aún de ciclos que he vivido, vivo o comenzaré a vivir. Hoy os voy a contar porque el ciclo que supuestamente comenzaría este 1 de octubre comenzará unos días más tarde, porque me encuentro disfrutando unos días en el Camping Playa América en "A Nosa Cunchiña", nombre que le pusimos a nuestra caravana.
En todo este tiempo que no he escrito, que me da hasta vergüenza echar cuentas, una de las buenas cosas que hemos hecho es comprarnos una caravana. Es pequeñita, pero para dos es muy apañada.
De las cosas que comencé a disfrutar mucho, que antes hacía poco, pero con mi pareja hago más, es ir de camping. Comezamos con una maxitienda, y pocas cosas más. La segunda vez ya llegamos a conocer este camping* del que nos engachamos, sufriendo el efecto de la barrera, donde cada vez teníamos más, comenzamos con un hornillo, una mesa cocina casera que hizo mi pareja, un cenador,... hasta que dijimos ¿por qué no una caravana?
Durante un año, sobre todo mi novio, comenzamos a mirar caravanas pequeñas. Lo primero que decidimos ha sido la distribución, francesa, la más difícil de encontrar. Así que durante durante casi un año buscando, encontramos esta, la ideal, la que llevaba nuestro nombre. Madrugamos para ir a verla, esperamos pacientemente al vendedor, la vimos y yo le preguntaba al manitas que tengo de pareja si podía hacer esto y aquello: "Si que podo" (si que puedo). Pues la compramos, ES QUE NO PODÍAMOS HACER OTRA COSA . Era tantas ganas que el ex-dueño quería venderla que esa tarde misma nos la llevo a casa de mi madre que es donde la guardamos.
El fin de semana siguiente, se le sacaron las literas, pusimos la cama grande, y tiramos la pared divisora de ambiente. Así, en plan loft, aun sin nevera, ni baño, ni buena instalación eléctrica la estrenamos un fin de semana. ¡Que ilusión!.
Ahora ya tiene baño, nevera, una superinstalación eléctrica, y de fontanería, tele, ... es una minicasita de verano cuando la traemos al camping. Ya la disfruté todo el mes de junio, y ahora en septiembre. Esta es la razón de porque hoy no he comenzado el nuevo ciclo, porque estoy difrutando de los últimos días de este ciclo que estoy viviendo. Disfrutando de mi pequeña casita móvil, en mi camping favorito, y con unos días de sol en septiembre, en otoño ya. Mis últimos días de este ciclo, antes de comenzar el siguiente. Bien puede esperar el próximo unos dia más.

* también hablo del Camping Playa América veinticuatro en el camping



domingo, 22 de xuño de 2014

vienticuatro en el cámping


Hoy, hace 24 años que me han realizado la Fontán. Mi madre siempre e felicita diciendo los años que cumplo. Hay que decir que si no es por ella, yo hoy no me daría cuenta del día que es. 
Este año celebro en uno de mis sitios favoritos en estos últimos años; el Camping "Playa América". La primera vez que vinimos fue de rebote, debido a que el camping al que íbamos a ir estaba cerrado. Entonces llegamos aquí y pasó el extraño fenómeno de la barrera. No se sabe que pasa de la barrera hacia adentro que engancha como una droga. No somos los únicos, en este camping la mayoría ya se conoce de tiempos inmemoriales, van de generación en generación, infantes que ya han nacido aquí traen a sus propios hij@s. A nosotros ya nos conocen, debido a una gran anécdota que ahora os pasaré contar mientras voy picoteando unas cerezas, muy típico de camping.
La segunda vez que vinimos al camping, fue en agosto de 2012. En el camino desde Santiago de Compostela ya lloviznaba un poquito, pero no parecía cosa muy preocupante. Llegamos, realizamos la entrada (en algunos sitios dirían check-in) y pasamos la barrera. Bajo su efecto, en principio, ya nos daba igual hasta que lloviznara un poquillo. Ahora si, se comenzó a montar la tienda, y cayó la del quince y medio, es decir, que mi pareja tuvo que montar la tienda lloviendo a cántaros. Después de la gran mojadura y una vez que terminó, paró de llover de todo y no volvió a llover en toda nuestra estancia.
Mientras llovía y llovía, y seguía lloviendo, la gente que pasaba no solo miraba. Nos sorprendió la cantidad de personas que sin conocernos de nada comenzó a ofrecernos de todo, incluso dormir esa noche en un caravana. Ni en mi edificio, que somos seis vecinos nos ofrecemos tanta ayuda unos a otros. Ni que comentaros, que el año siguiente cuando volvimos, ya sabían en medio camping que la pareja de Santiago estaba realizando la entrada, pero con solazo para montar bárbaro.
Me encanta este camping, ya no solo porque tenga una playa fantástica a 200m, lo que es un puntazo, sino por ese ambiente tan familiar que tiene. Es como estar en un pequeño pueblo.

P.D.: El camping se inaguró el  1 de julio de 1975. Aún yo no había nacido ni la primera vez.

P.D.2.: Está lloviendo, pero me da igual.

 

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