luns, 8 de agosto de 2011

los viajes a madrid (segunda parte)

http://mokinha1976.blogspot.com/2011/04/los-viajes-madrid-primera-parte.html (enlace de la primera parte)

Llegaba la mañana del segundo día de visitas. Madrugabas, ¡como no!, tempranito que hay que ver a l@s médic@s. Nunca supe porque tanto prisa, al final los casi-siempre cardiólogos te veían a úlitma hora de la mañana y los casi-siempre cirujanos, dependiendo de si operaban o no, y de cuanto podían durar las operaciones. Pues eso, madrugón y aún con las legañitas en los ojos a pesar de la ducha que te ha dado tu madre, y a veces en agua fría por causas ajenas a nuestro entender, te recorrías el camino desde el Barrio del Pilar (en los años de mi infancia) al hospital, cruzabas un puente donde por debajo pasaba la M30. No recuerdo muchos de los caminos en duración, pero si algo recuerdo, es que como hiciese una grata brisilla (pónganle entonación irónica) el puente parecía durar una eternidad cruzarlo. 
Lo primero como siempre era hacer acto de presencia a las enfermeras, donde el segundo día si llegábamos a tiempo. Le preguntaban si la niña había desayunado, pues sospechaban la verdad, mi madre para ser la primera primerísima en las citas se había pasado ese paso sabiendo lo que venía a continuación. "Vayan a desayunar que los médicos no vendrán hasta las diez". Si, si, pero mi madre ya había anunciado que estaría allí la primera primerísima, y para eso, venga abajo al sírvete tu mismo, a desayunar mi colacao con bollo, y rapidito, que luego vienen los médicos. 
Llegábamos a la sala de espera y allí estábamos, nunca las primerísimas, pero como muy poco las terceras, y de que a las diez están los médico, ¡jah! ríome yo. Espera, te pones a mirar a la gente, te aburres, comienzas a sonreír a l@s otr@s niñ@s, ell@s te sonríen a ti, y de esas sonrisas cómplices ya salían las primeras ideas de como escaparnos de las garras de nuestras casi-todas madres y algún padre y de tener el culo sentado en las butacas. Mi madre, señora de quietecita y callada, al final cedía a que hablara con otr@s niñ@s o jugara con ell@s con juguetes que traían. Los médicos tardaban lo que tardaban, así que a pasar el tiempo, nosotr@s entreteniéndonos como podíamos, y las casi-todas madres y algún padre, esperando con más o menos paciencia y con los ojos puestos en saber si armabamos mucho o poco jaleo en la salita.
Te toca. Entras en la consulta y normalmente un cardiólogo te miraba, y si no era de los "malos" (un día también trataré el tema  de los médic@s) te preguntaba como estabas. "Bien". Va preguntando a tu madre y con los años pasa a preguntarte a ti, y te suelen hacer la gran pregunta: "¿que vida haces?", a lo que yo siempre contesté: - Hago vida normal.
- ¿Que es vida normal para tí?
- Ir al cole, jugar con los niños, ir de excursión,.... (respuesta de infancia)
- Ir al insti, dar un paseo con las amigas, y pensabas "y pelearme con mi madre para que me deje salir de fiesta", ... (respuesta de adolescencia)
- Ir al insti (de FP) o universidad, estudiar, salir con mi gente, .... a lo mi madre añadía de mala gana "hasta muy tarde", bailar, viajar, ... (respuesta de juventud)
Luego, lo típico, te auscultaban con aquello tan frío, que algun@s tenían la decencia de darle algo de aliento, me pregunto para qué, si total seguía frío. 
- A la niña la veo bien. Seguirá con el mismo tratamiento y la veremos el año que viene. Ya le enviamos el informe por correo.
Trámite de la primera visita pasada. Ahora toca el segundo, normalmente un cirujano. Tenías que llevar tu propia historia clínica en la mano. Ni decir tiene que los últimos años que yo casi necesitaba una carretilla para llevar el trayecto de un largo pasillo todo aquel manojo de papeles y demás que tenían escrita mi vida médica. Llegabas a la sala, entregabas a las enfermeras la torre de papeles y demás y mirabas a tu alrededor l@s mim@s niñ@s con las mismas casi-todas madres y algún padre, les sonreías y al rato ya estabas lo haciendo lo propio que habías echo en la salita de espara anterior.
Pasabas al segundo médic@ del día, segundo trámite del día, último de todo el viaje de revisión. El protocolo, similar al anterior, ¿que tal va la niña?, hace vida normal, ¿que es vida normal para ti?, mismas respuestas.
-  A la niña la veo bien que siga el mismo tratamiento y nos vemos el año que viene. El informe lo recibirá por correo.
Vámonos que es hora de comer. Comemos. ¿Dónde?, pues si era tarde en el sírvete tu mismo, sino en algún otro lugar dónde hubiera platos combinados. Luego nos íbamos a Príncipe Pío, maleta en la consigna y pasear por la orilla del Manzaneres. Que no se me ofendan los madrileños, pero nunca jamás he visto ese río limpio. Suban al tren de vuelta, pasillo, charla con el primero que se terciaba, niña a la litera a dormir, ... y en la estación por la mañana nos esperaba mi padre.



 

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