martes, 22 de novembro de 2011

el despertar (segunda parte)

http://mokinha1976.blogspot.com/2011/09/el-despertar-primera-parte.html

Volví a despertar. Esta vez ya no me vencía tanto el sueño anestésico, así que una vez vuelta a orientarme, los pi-pi de las diversas máquinas ya me hicieron reconocer que estaba en la UVI, mi boca atrancada por un tubo lo confirmaron y un pequeño intento de mover manos y pies lo reconfirmaron. Mire a mi alrededor, tenía que encontrar a alguien que se diese cuenta de que volvía al mundo de la vigilia. No tardaron nada, una enfermera mi vió con los ojos abiertos y ya vino hablarme.
- Buenas noches.
¿Ya era la noche?. Giré la cabeza a la ventana y estaba oscuro. 
- ¿Sabes donde estás?
Asentí con la cabeza mientras alzaba algo la mano.
-¿Quieres que te desatemos?
Era obvio, ¿a quien le gusta estar atada de pies y manos?
- Pero no te puedes arrancar las cosas.
Pero esta enfermera que se pensaba, que me iba a escapar, seguro que en cuanto lo intentara me caería sin fuerzas. Mientras me desataba acudieron más enfermeras y comenzó el estúpido interrogatorio.
- ¿Te llamas Mónica?
Asiento.
- ¿Cuantos hermanos tienes?
Con la manos ya desatadas indico que dos, con dos dedos claro.
- ¿Son niñas?
Niego.
- Son niños
Vuelvo a negar.
- Es un niño y una niña. Y son mayores.
Negación.
- Son menores entonces
Vuelta a la negación.
Las lógica aplastante les hizo deducir que yo era la del medio, pero la remataron cuando una afirmó, tienes un hermano pequeño y una hermana mayor.
Creo que hice la negación más rotunda con la desesperanza de no poderlas llamar tontas.
En un momento llamaron al médico que vino, intentaron sacarme los tratamientos de golpe, pero no funcionó así que durante la noche se dedicaron a bajarme el respirador poco a poco hasta que por fín me lo retiron.
Las primeras palabras que pronunciaron mi boca fueron: "quiero que me quiten la sonda".

venres, 18 de novembro de 2011

nuestra generación

L@s que tenemos treinta, cuarenta o incluso cincuenta años, y seguimos dando caña a la vida, nos gusta contar nuestra experiencia, o por lo menos personalmente me gusta, porque creemos, o al menos yo creo, que puede es muy positivo dar a conocer nuestra experiencia y así demostrar que las luchas no son en balde, no caen en saco roto, y dar un halo de esperanza a los que están por detrás de nosotr@s.
Viendo debates de grupos de adultos con cardiopatía congénita, casi tod@s tenemos historias paralelas. La más igual de todas las historias es que a nuestras familias, sobretodo a las madres (antes se ocupaban más ellas de nosotr@s) les daban pocas esperanza, cuando directamente no les daban ninguna. A veces de mejor forma que otras, pero sinceramente, da igual como le digas a unos padres que su hij@ apenas va a sobrevivir a su enfermedad. Somos de una generación en la que sobrevivimos l@s menos, que much@s vieron la otra cara de la moneda. Much@s sufrimos los nuestro, e incluso experimentaron con nosotr@s. Somos una generación de estadísticas, de explosión de progreso médico en intervenciones. Por lo menos en mi caso, así es. Una Fontán en mi época, era de alto riesgo, ahora poco más se "hacen como churros" (permítanme la expresión). Avances en la medicina que tu mism@ notas de una intervención a otra. 
Somos una generación de supervivientes, aunque nos duela decirlo por l@s que no sobrevivieron. Demostramos que si se puede, podemos llevar una vida normal, teniendo en cuenta limitaciones, que no tienen porque limitarnos, simplemente hay que buscar las alternativas. Somos una generación que tuvimos que demostrar, que tenemos que demostrar y que seguiremos demostrando que la lucha no es en balde. Y todo eso, demostrandonoslo a nosotr@s mism@s.
Somos una generación que hemos luchado, que luchamos y que seguiremos luchando. Que la lucha no decaiga ni caiga en saco roto.

martes, 8 de novembro de 2011

ritmo de arena

Hoy os voy a contar la historia de como una noche que sales un rato para oír un concierto de unos amigos acabas de fiesta toda la noche con cuatro desconocidos. Si una noche de septiembre de hace muchísimos años, salí yo a celebrar el final de mis exámenes de septiembre con el concierto de unos amigos. Al término del concierto me puse a charlar con uno de mis conocidos, al que se sumaron otros de un grupo que había venido de cenar. Allí estábamos tres o cuatro comentando el recital, o poniéndonos al día, o arreglando el mundo, o que sé yo de que hablábamos. En medio de la conversación se asomó un chico, soltó una sonrisa increíblemente bonita y se fue. Eso mismo volvió a pasar dos veces más en la conversación. Iba, soltaba su sonrisa y se volvía al otro grupo. Para mí pasó a ser "el chico de la sonrisa horizontal". En el medio de la conversación uno soltó, podemos seguir en otro lado. Por mi cabeza resbaló un pensamiento "¿y por qué no?". Entre que se decidía quién seguía la fiesta y quién se retiraba, "el chico de la sonrisa horizontal" finalmente se unió a nuestro grupo y dijo que él seguía. Y seguimos, "el chico de la sonrisa horizontal" otros tres muchachos que desconocía yo esa noche y yo. Así siguió la noche, entre charlas, risas y palizas de ajedrez. En un momento de la noche, "el chico de la sonrisa horizontal y yo" comenzamos a charlar, y luego otro día, y otro día más y nació una amistad. De eso hace ya más de nueve años (si la memoria no me falla). Por avatares de la vida, de la suya y de la mía, la relación se fue rareando en contacto y encuentros, pero nunca dejamos de vernos, y sabemos que si uno llama al otro, allí estará.
Recordaré siempre muy agradecidamente, que en un momento de profunda crisis personal, me acogiera un fin de semana en su casa, perdida en una aldea, y me diera cobijo, comida y una cena en el patio de la casita (parecía una casita rural de esas preciosas a las que actualmente está muy de moda ir de turisteo) donde el colofón fue su guitarra y las canciones que con gran gusto compartíamos. Y sobre todo, le agradeceré esa charla terapeútica y ese abrazo a tiempo.
Portada del disco
Pero os preguntareis, ¿por qué nos cuentas esta historia?. "El chico de la sonrisa horizontal" tenía un sueño. Hacer un disquito con sus canciones, y lo consiguió. Y ayer lo presentó. Yo que no soy de romper mi rutina por la semana, no podía faltar, así que allí me fui a su concierto, con su banda multicultural, y disfruté volviendo a oír sus canciones con su voz, y mucho más abrigadas que cuando canta solo, con aquellos maravillosos músicos, y otra voz femenina que podía llegar a desarmarte.
Lo disfruté, y después del día que tuve de trabajo, fué la mejor relajación con ritmo que puede tener. Os dejo con un pequeño vídeo de una de sus canciones. Quizás no sea del gusto de todos, por que para gustos colores, sabores,... y músicas. Pero espero que lo disfruteis.


martes, 1 de novembro de 2011

la otra cara de la moneda

El otro día sufrimos una perdida de lo que las madres y padres de los grupos a los que soy asidua llaman nuestr@s guerrer@s. A veces pasa eso, vemos la otra cara de la moneda, la que después de luchar y luchar, no nos damos por vencid@s pero no logramos ganar la batalla. 
Me afectó, no lo puedo negar, me afectó, sin apenas conocer al niño y con solo una gran charla con los padres. Eran todo optimismo, se fueron con la sonrisa en los labios al ver a cuatro personas adultas con cardiopatías con sus vidas lo más normalizadas posibles. No sé que decir, no sé como explicar esta opresión en el pecho, estos ojos humedicidos, esta injusticia de la vida que nos toca por vivir, hasta que la otra cara de la moneda se presenta.
Escribiendo esto, por fin estoy llorando, no solo por el último, sino por todas y todos que fuimos dejando atrás, porque lucharon y lucharon pero no bastó. Mi mente no puede dejar de pensar que injusta es la vida llevándose a inocentes como leí en algún comentario, personas que compartieron contigo juguetes, juegos y habitación. Mi mente no puede dejar de pensar que estos momentos no deberían existir, que ninguna madre, ningún padre, ninguna hermana ni hermano, abuel@s, familia, amistades, ... debería llorar una perdida así, una injusticia asi. 
Pero debemos saber que no por eso debemos bajar los brazos, sino que debemos ser más fuertes, más luchadoras y luchadores, guerrer@s, e intentar que la otra cara de la moneda no gane todas las batallas a las que nos debemos enfrentar. 
No puedo escribir más, no sé que decir ni que deciros, ni siquiera que decirme. Solo sé que la vida es injusta pero que debemos seguir luchando.
 

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