sábado, 31 de decembro de 2011

2011


Últimos hora de este año 2011, y haciendo balance no ha sido un mal año. Puede que los últimos tiempos no fuesen tan extraordinarios como los primeros meses, pero sin duda, el balance global del año ha sido positivo. Creo que los que me vais siguiendo este blog ya sabeis que este año he mejorado mucho, sobre todo por el hecho de tener trabajo. En el resto de los ámbitos sigue igual de bueno o mejor, es decir familia, pareja, amistad. Y la salud sigue fantástica, hace años muchos años que sigue fantástica, creo que no puedo pedir más.
Todos tenemos deseos para el 2012, yo solo tengo dos, que sea igual o mejor que el 2011 y uno que puede os cuente más adelante.
Desde este trocito de mi vida, que tantas alegrías que me está dando, os quiero desear un FELIZ AÑO NUEVO 2012, que sin duda sea mejor que este 2011. Que se cumplan todos vuestros sueños.

venres, 23 de decembro de 2011

feliz navidad

Estos días donde quién más quién menos recibe felicitaciones de su entorno, yo no iba a ser menos, por lo menos para daros unas letras desde este espacio para felicitaros las fechas navideñas.
He de reconocer que últimamente estas fechas no me gustaban, hubo años que incluso las detestaba. Supongo que son épocas. Hoy por hoy, creo que es el primer año que las estoy disfrutando de nuevo, porque, no sé, quizás me he dejado contagiar por uno de los mejores años de mi vida, y la mirada positiva que tengo, se contagió a las Navidades.
Este año por primera vez tuve una cena de empresa. No sé si en otros países es así, pero en España existe la tradición de la "Cena de Navidad de la Empresa". En ellas se juntan todo el personal, y cuando digo todo, se incluyen l@s jefas/es. Así que el sábado pasado nos juntamos 72 personas a cenar y luego a bailar bajo la música actual y los himnos del país (no faltó la rianxeira y gallegadas varias, y el Asturias patria querida -tenemos un trabajador de Asturias-) y algún que otro villancico, y como no, bajo bebidas espíricas. Me gustó, lo disfruté, le tenía ganas, ver a l@s compañer@s de trabajo, sin uniforme, las chicas (sobretodo) bajo una capa de chapa y pintura de la que no me he excluido. Me lo pasé bien, ¡en grande!, hablé, bailé y me reí. Sobretodo disfruté de que casi toda la plantilla estuviese allí.
Hoy otra cena, con mis amigas y algún que otro acompañante, para brindar por las fechas, para felicitarnos, para juntarnos y volver a chismorrear, que últimamente ya nos juntamos menos. 
Analizando lo que acabo de escribir, una de las cosas que me gusta de la navidad, creo que la única que nunca me ha dejado de gustar, es sentarse delante de una mesa con comida con la gente a la que aprecias, estimas y quieres. Quizás sean la fechas la disculpa para hacer lo que puedes hacer en otras fechas del año, pero que importa, lo que importa es la gente, la reunión con compañer@s, amistades, familia, .... y mientras compartes plato, una buena conversación, risas y felicidad, o por lo menos en la medida de lo posible que sea así. Si, creo que eso es lo que más me gusta de la Navidad, o por lo menos, lo que nunca me ha dejado de gustar, el compartir con gente una buena reunión.
Espero que tod@s vosotr@s podais compartir una mesa, con más o menos comida, pero lo que importa al final es que compartais, una buenas dosis de optimismo y de energía positiva. Yo, desde esta silla, desde este rinconcito en el que os escribo, así deseo que lo hagais, y os deseo, todo lo mejor para vosotr@s, para vuestras amistades, vuestras familias, y toda la gente que apreciais, estimais y quereis.

FELICES FESTAS/FELICES FIESTAS

mércores, 14 de decembro de 2011

la furosemida

Hoy, después de muchos años he vuelto a tomar furosemida, es decir, el Seguril de toda la vida. La furosemida, por si casualidad alguna persona no lo sabe, es un diurético (léase pastillita para hacer mucho pipi muy frecuentemente).
Tomé Seguril desde mi primera operación con siete años, complementado con Aldactone en algunas épocas (otra pastillita para hacer pipi más frecuentemente) hasta la adolescencia, que me lo quitaron porque mis esfínteres comenzaron a tener problemas y ya se me escapaba el pis de vez en cuando, y eso para una chica adolescente es fatídico. De aquella época consideraron que ya no era necesario y me lo retiraron.
En la última consulta me lo volvieron a recetar. Siguen sin creer que retenga líquidos, pero mi hígado crece, y a lo tonto parece que ya estoy embarazada de cinco meses. Si, si, ya me preguntan si va ser chico o chica, aparte, de cederme los asientos en los transportes públicos. A ver como va la cosa.
La cosa, es que cuando iba a la escuela y al instituto, Moka tomaba Seguril por lo menos. Así que, mi mamá, casi se plantaba el primer día ante la maestra (siempre tuve maestras) en principio y el/la tutor/a de turno para explicarle que su niña necesitaría ir al baño muy a menudo, casi cada media hora por las mañanas (el Seguril me lo tomaba con el desayuno). Así que yo, con levantar la mano, para envidia del resto del alumnado me iba al baño.
Pero no siempre que estás en clase puedes ir al baño cuando te da la ganita de hacer pipí. En examenes no. Yo siempre hacía mi pipí antes de un examen. Pero en 6º de EGB (6º EP de  años para los de la LOGSE, LOCE, LOE, LODE, ....), comencé a hacer un examen de gallego, y al ratito me entraron las ganas, y yo haciendo el examen, ganas en aumento, "¡no! ahora no", y las ganas aumentaban, y yo escribiendo a todo correr, sentada con las piernas juntitas y vigilando que no se me notaran las ganas, y venga a escribir a lo loco, con una mano, porque la otra paso a intentar tapar lo que podría se inevitable si no iba ¡ya! al baño. A la media hora del comienzo del examen, mitad del tiempo aguantando las ganas de orinar, levanté la mano. El profe pregunta que quiero.
- Ir al baño.
- Pero tienes que entregar el examen.
- Ya lo terminé.
Al pobre chico le quedó cara de tonto. Entregué el examen y me fui a la carrera hasta los aseos de chicas. Uf, ¡que gusto!.
Al llegar me senté en mi sitio, y a los pocos minutos el profe que estaba corrigiendo mi examen dijo: "Mónica, tan rápido y has sacado un 9.5, y te bajé el 0.5 por faltas de ortografía. Es que no hay gallego que se me resita.

xoves, 8 de decembro de 2011

vacaciones

Como dije en el grupo del caralibro (como siempre léase facebook), el domingo pasado, 4 de diciembre, el blog cumplió un año. No existe entrada de celebración debido a que el domingo llegué a casa a las diez y pico de la noche después de haber aterrizado de un avión que me había traído de vuelta de mis segundas vacaciones de este año. Como comprendereis a esas horas y considerando que al día siguiente ya tenía que madrugar para reincorporarme a mi trabajo no me apetecía mucho ponerme a escribir en el blog. Espero que sepais disculparme. Claro que algunos direis: "¡pero niña!, desde el domingo...". 
Bueno en las vacaciones, en los viajes, pude desconectar un poco del mundo, pero aparte de unos regalitos, unas foticos, y buenos momentos con grandes personas, me traje una tos que aún hoy no ha dejado de darme la lata. Es de esta tos bronquial que cada vez que te da un ataque tienes ganas de morirte, y con perdón, te cagas en todo. Recurres al jarabe de turno y a los remedios caseros de tu bisabuela, la abuela, tu madre, y las bisabuelas, abuelas y madres de tus amigas, vecinas y demás mujeres que se encargan de darte los remedios caseros de toda la vida. 
Uno de esos remedios son los famosos vapores. Consiste en hervir una gran pota/olla de agua, a poder ser con hojas de eucalipto o menta, o otras que según bisabuela, abuela, madre recomiende, y después asomar tu cara y inhalar el vapor. No está mal el remedio, considerando que desaparece la congestión y vuelves a respirar de nuevo, se suaviza la garganta y no toses. Este remedio tiene un inconveniente: solo efectos paliativos a los síntomas a corto plazo, es decir, que a las dos horas estás igual. Otra cosa que no me gusta de este remedio, por eso intento no usarlo, es que me recuerda a los aerosoles que nos daban en el hospital cuando te operaban. Yo no sé si siguen aún haciéndolo, pero de aquellas, se pasaban dos veces al día a que nos tomáramos quince minutos (creo recordar) que parecía una eternidad, por cierto, de aerosoles. Unos humos que salía de una máquina mediante un tubo que te ponía delante de la nariz boca para que respiraras. La verdad que el olor no era desagradable, sino más bien lo contrario, pero la sensación de calor acuoso, esas gotitas que se te pegaban a la carita, uffffff. Tú intentando mirar en un despiste de tu madre para otro lado, y tu madre que ya te giraba la cara con un movimiento firme y una mirada de "ni se te ocurra niña que si no te vas a enterar". Pero lo peor siempre estaba por llegar, porque los aerosoles son efectivos, y en nada, estabas ya tosiendo y arrancando todo el moco malito de tus bronquios, eso todo con la sensación del sudor de la cara y que cada vez que tosias te tiraban las 52 grapas del pecho (en mi caso claro). Ahora, cuando terminabas, ibas a jugar con otro afán ya.
Bueno, que me lío, que os iba a contar el viaje de mis vacaciones.

madrid-alcobendas
¿Como no iba aprovechar mis vacaciones para ir a Madrid a casa de mi hermana y ver a mi ahijado? Seguro que lo dabais por supuesto. De ese tema, deciros que se me fastidiaron un poco mis planes, porque pensaba vivir la vida madre de vacaciones, y el primer día ya tuve que hacer de niñera porque el nene se puso malito y no pudo ir a la guardería. Aparte de eso, de babarme con el nene, darme unos paseos, ir a un curso del trabajo que no podía perderme (momento laboral en mis vacaciones), de seguir babándome con el nene, en Madrid, bueno, en Alcobendas (el pueblo donde vive mi hermana) conocí a otro guerrero adulto. Me acerqué a donde vivía él y nos fuimos a tomar algo él, su chica y yo. Unas personas encantadoras, inmensamente felices, se ven que está compartiendo una vida plena dándoles igual los reveses que unos tras otros les llegan. Me dijo que los últimos días estaba genial, que tenías sus miedos por el futuro pero que estaba ilusionado y que nunca dejaría de luchar.
Me encanta conocer este tipo de personas. Siempre optimistas, con unas amplias sonrisas y los ojos brillantes, y si vienen en lotes de dos, porque la chica que tiene es de lo mejorcito. Me he divertido mucho al conoceros y prometo visitaros las veces que vuelva de visita a casa de mi hermana. Biquiños.

barcelona-masquefa
En Madrid poco más hice que visita familiar, pero después de pasar una semana, cogí un AVE a Barcelona para pasar un largo fin de semana visitando a una vieja amiga y encontrarme con otras viejas y nuevas amigas. Mi amiga, actualmente vive en una casita en un pueblo a unos 46km de Barcelona (creo) que se llama Masquefa. No me costó nada a mi aprenderme el nombre (léanlo en tono irónico). En la casa, aparte de vivir mi amiga y su pareja, lo hacía una perrita y once gatas y gatos, si si, once, que trepaban por los arboles que no veais, os deja una fotico de prueba. Yo, que reconozco que soy poco amiga de los animales, sobretodo de los perros y perras, me encontraba divinamente en aquella casa, me dió hasta penita marcharme de allí.
En Barcelona me fui a conocer a uno de los responsables de la asociación de Corazones Atendidos. Después de unas cuantas llamadas para acertar de lugar, bastante escondido por cierto, conseguí llegar. Compartimos una charla de poco más de una hora muy interesante sobretodo, a lo que llegamos a un par de conclusiones en temas que  en algún momento tocaré en el blog.
El resto del fin de semana en Barcelona, me lo dediqué a comer, a descansar, a comer, a descansar, a comer, a descansar,.....

Estas son mis vacaciones. Dos destinos, donde conocí a dos persones afines al tema de las cardiopatías congénitas.

martes, 22 de novembro de 2011

el despertar (segunda parte)

http://mokinha1976.blogspot.com/2011/09/el-despertar-primera-parte.html

Volví a despertar. Esta vez ya no me vencía tanto el sueño anestésico, así que una vez vuelta a orientarme, los pi-pi de las diversas máquinas ya me hicieron reconocer que estaba en la UVI, mi boca atrancada por un tubo lo confirmaron y un pequeño intento de mover manos y pies lo reconfirmaron. Mire a mi alrededor, tenía que encontrar a alguien que se diese cuenta de que volvía al mundo de la vigilia. No tardaron nada, una enfermera mi vió con los ojos abiertos y ya vino hablarme.
- Buenas noches.
¿Ya era la noche?. Giré la cabeza a la ventana y estaba oscuro. 
- ¿Sabes donde estás?
Asentí con la cabeza mientras alzaba algo la mano.
-¿Quieres que te desatemos?
Era obvio, ¿a quien le gusta estar atada de pies y manos?
- Pero no te puedes arrancar las cosas.
Pero esta enfermera que se pensaba, que me iba a escapar, seguro que en cuanto lo intentara me caería sin fuerzas. Mientras me desataba acudieron más enfermeras y comenzó el estúpido interrogatorio.
- ¿Te llamas Mónica?
Asiento.
- ¿Cuantos hermanos tienes?
Con la manos ya desatadas indico que dos, con dos dedos claro.
- ¿Son niñas?
Niego.
- Son niños
Vuelvo a negar.
- Es un niño y una niña. Y son mayores.
Negación.
- Son menores entonces
Vuelta a la negación.
Las lógica aplastante les hizo deducir que yo era la del medio, pero la remataron cuando una afirmó, tienes un hermano pequeño y una hermana mayor.
Creo que hice la negación más rotunda con la desesperanza de no poderlas llamar tontas.
En un momento llamaron al médico que vino, intentaron sacarme los tratamientos de golpe, pero no funcionó así que durante la noche se dedicaron a bajarme el respirador poco a poco hasta que por fín me lo retiron.
Las primeras palabras que pronunciaron mi boca fueron: "quiero que me quiten la sonda".

venres, 18 de novembro de 2011

nuestra generación

L@s que tenemos treinta, cuarenta o incluso cincuenta años, y seguimos dando caña a la vida, nos gusta contar nuestra experiencia, o por lo menos personalmente me gusta, porque creemos, o al menos yo creo, que puede es muy positivo dar a conocer nuestra experiencia y así demostrar que las luchas no son en balde, no caen en saco roto, y dar un halo de esperanza a los que están por detrás de nosotr@s.
Viendo debates de grupos de adultos con cardiopatía congénita, casi tod@s tenemos historias paralelas. La más igual de todas las historias es que a nuestras familias, sobretodo a las madres (antes se ocupaban más ellas de nosotr@s) les daban pocas esperanza, cuando directamente no les daban ninguna. A veces de mejor forma que otras, pero sinceramente, da igual como le digas a unos padres que su hij@ apenas va a sobrevivir a su enfermedad. Somos de una generación en la que sobrevivimos l@s menos, que much@s vieron la otra cara de la moneda. Much@s sufrimos los nuestro, e incluso experimentaron con nosotr@s. Somos una generación de estadísticas, de explosión de progreso médico en intervenciones. Por lo menos en mi caso, así es. Una Fontán en mi época, era de alto riesgo, ahora poco más se "hacen como churros" (permítanme la expresión). Avances en la medicina que tu mism@ notas de una intervención a otra. 
Somos una generación de supervivientes, aunque nos duela decirlo por l@s que no sobrevivieron. Demostramos que si se puede, podemos llevar una vida normal, teniendo en cuenta limitaciones, que no tienen porque limitarnos, simplemente hay que buscar las alternativas. Somos una generación que tuvimos que demostrar, que tenemos que demostrar y que seguiremos demostrando que la lucha no es en balde. Y todo eso, demostrandonoslo a nosotr@s mism@s.
Somos una generación que hemos luchado, que luchamos y que seguiremos luchando. Que la lucha no decaiga ni caiga en saco roto.

martes, 8 de novembro de 2011

ritmo de arena

Hoy os voy a contar la historia de como una noche que sales un rato para oír un concierto de unos amigos acabas de fiesta toda la noche con cuatro desconocidos. Si una noche de septiembre de hace muchísimos años, salí yo a celebrar el final de mis exámenes de septiembre con el concierto de unos amigos. Al término del concierto me puse a charlar con uno de mis conocidos, al que se sumaron otros de un grupo que había venido de cenar. Allí estábamos tres o cuatro comentando el recital, o poniéndonos al día, o arreglando el mundo, o que sé yo de que hablábamos. En medio de la conversación se asomó un chico, soltó una sonrisa increíblemente bonita y se fue. Eso mismo volvió a pasar dos veces más en la conversación. Iba, soltaba su sonrisa y se volvía al otro grupo. Para mí pasó a ser "el chico de la sonrisa horizontal". En el medio de la conversación uno soltó, podemos seguir en otro lado. Por mi cabeza resbaló un pensamiento "¿y por qué no?". Entre que se decidía quién seguía la fiesta y quién se retiraba, "el chico de la sonrisa horizontal" finalmente se unió a nuestro grupo y dijo que él seguía. Y seguimos, "el chico de la sonrisa horizontal" otros tres muchachos que desconocía yo esa noche y yo. Así siguió la noche, entre charlas, risas y palizas de ajedrez. En un momento de la noche, "el chico de la sonrisa horizontal y yo" comenzamos a charlar, y luego otro día, y otro día más y nació una amistad. De eso hace ya más de nueve años (si la memoria no me falla). Por avatares de la vida, de la suya y de la mía, la relación se fue rareando en contacto y encuentros, pero nunca dejamos de vernos, y sabemos que si uno llama al otro, allí estará.
Recordaré siempre muy agradecidamente, que en un momento de profunda crisis personal, me acogiera un fin de semana en su casa, perdida en una aldea, y me diera cobijo, comida y una cena en el patio de la casita (parecía una casita rural de esas preciosas a las que actualmente está muy de moda ir de turisteo) donde el colofón fue su guitarra y las canciones que con gran gusto compartíamos. Y sobre todo, le agradeceré esa charla terapeútica y ese abrazo a tiempo.
Portada del disco
Pero os preguntareis, ¿por qué nos cuentas esta historia?. "El chico de la sonrisa horizontal" tenía un sueño. Hacer un disquito con sus canciones, y lo consiguió. Y ayer lo presentó. Yo que no soy de romper mi rutina por la semana, no podía faltar, así que allí me fui a su concierto, con su banda multicultural, y disfruté volviendo a oír sus canciones con su voz, y mucho más abrigadas que cuando canta solo, con aquellos maravillosos músicos, y otra voz femenina que podía llegar a desarmarte.
Lo disfruté, y después del día que tuve de trabajo, fué la mejor relajación con ritmo que puede tener. Os dejo con un pequeño vídeo de una de sus canciones. Quizás no sea del gusto de todos, por que para gustos colores, sabores,... y músicas. Pero espero que lo disfruteis.


martes, 1 de novembro de 2011

la otra cara de la moneda

El otro día sufrimos una perdida de lo que las madres y padres de los grupos a los que soy asidua llaman nuestr@s guerrer@s. A veces pasa eso, vemos la otra cara de la moneda, la que después de luchar y luchar, no nos damos por vencid@s pero no logramos ganar la batalla. 
Me afectó, no lo puedo negar, me afectó, sin apenas conocer al niño y con solo una gran charla con los padres. Eran todo optimismo, se fueron con la sonrisa en los labios al ver a cuatro personas adultas con cardiopatías con sus vidas lo más normalizadas posibles. No sé que decir, no sé como explicar esta opresión en el pecho, estos ojos humedicidos, esta injusticia de la vida que nos toca por vivir, hasta que la otra cara de la moneda se presenta.
Escribiendo esto, por fin estoy llorando, no solo por el último, sino por todas y todos que fuimos dejando atrás, porque lucharon y lucharon pero no bastó. Mi mente no puede dejar de pensar que injusta es la vida llevándose a inocentes como leí en algún comentario, personas que compartieron contigo juguetes, juegos y habitación. Mi mente no puede dejar de pensar que estos momentos no deberían existir, que ninguna madre, ningún padre, ninguna hermana ni hermano, abuel@s, familia, amistades, ... debería llorar una perdida así, una injusticia asi. 
Pero debemos saber que no por eso debemos bajar los brazos, sino que debemos ser más fuertes, más luchadoras y luchadores, guerrer@s, e intentar que la otra cara de la moneda no gane todas las batallas a las que nos debemos enfrentar. 
No puedo escribir más, no sé que decir ni que deciros, ni siquiera que decirme. Solo sé que la vida es injusta pero que debemos seguir luchando.

xoves, 27 de outubro de 2011

el verano que mi madre fue a la playa

Playa da Torre, la playa del verano de 1990
A mi madre no le gusta la playa, pero no le gusta nada de nada. Si hubiese un concepto que significase menos de nada, se le aplicaría también. De niñas no era mi madre quien nos llevaba a mi hermana y a mí a la playa en verano, sino mis tías. Pero hubo un verano, el verano de 1990 en que mi madre nos llevó a la playa, a la Playa da Torre. Ese año, fue el año de mi operación. Ese verano, fue el verano de mi convalecencia.
Ese verano me lo pasé casi todo en la cama. No recuerdo si me cansaba rápido o si el calor (porque fue un verano muy caluroso) hacía que se estuviera más a gusto en la cama con las persianitas cerradas. Por los días de semana mi actividad física se limitaba a dar el paseo nocturno en familia. Era un paseo muy particular. Visto ahora desde lejos, creo que mi familia y yo formábamos un cuadro muy pintoresco. Os imaginais, unos padres y dos niñas que salen del portal de su casa, para subir su calle hasta un extremo y luego bajarla al otro extremo y volver a subirla hasta la mitad que era donde se encontraba mi casa. No os creáis que la calle era larga, pero el paseo si lo era, porque la velocidad era comparable al de un caracol, si si, un caracol ágil podía ganarnos.
El fin de semana nos íbamos a la aldea. Quizás el sábado salía o jugaba algo más, pero la verdad que lo que recuerdo son las visitas de los vecinos que hacían que me levantase de mi plácida camita.
Pero era domingo, y el domingo, no solo era día de ir a misa (que la verdad no recuerdo si fui o no) si no de que mi madre se pusiera el bañador de los años 60, si si, antiguo, antiguo, e hiciera de tripas corazón para que sus niñas (léase mi hermana y yo) y sobre todo yo (lo siento por si mi hermana se ofende) fuesemos a la playa. Allí la niña (sígase leyendo Moka) se transformaba. Se metía en el agua, si no estaba fría (casi siempre) porque sino, no te metes que coges pleura, jugaba con la arena, con las hijas e hijos de los vecinos con los que nos encontrábamos cada domingo. 
- Que no te metas en el agua que esta fría.
¡Si en Galicia siempre está fría!
Allí estaba mi madre con las vecinas, dándole a la lengua con el ojo vigilando lo que hacía, que si agua, que si arena, que si... - Mónica, ponte la camiseta que no te puede coger el sol en la cicatriz.
Para un año que me trae a la playa, que pesada se pone mi madre. Bueno, tengo que reconocer, que ha sido un sacrificio que hizo por mi, así que a pesar de todo, se lo reconozco y se lo agradezco.
Ah! mi padre también venía a la playa con nosotras, pero como a él le gusta, no lo destaqué, pero si si, también se lo reconozco y agradezco.
Gracias mami y papi por el veranito de playa.

domingo, 23 de outubro de 2011

treinta y cinco

Muchos ya sabreis que hoy cumplo un año más de vida, y con este ya son treinta y cinco. Y este año los llevo muy bien. Sé que hay metas que ya no podré conseguir, pero cojo con mucho ánimos otras. Lejos de sentirme mal porque ves pasar años, me siento muy bien, incluso mejor que cuando cumplí veinte y diez. Pero sé porque, actualmente mi vida es mucho más plena. 
Estoy de celebración. Celebración que comencé ayer gracias a que mi amor me regaló uno de los regalos más maravillosos y felices que me han echo; una entrada a un concierto de mi grupo favorito de todos los tiempos. Amaral. Disfruté el concierto como una enana, una niña con zapatos nuevos, cantando, bueno vale, berrando todas las canciones, y como era sentada no podía bailar pero mis manos se movían a los ritmos levantándose y golpeando al aire cuando no golpeaba una contra la otra. Fué una noche increíble, además, me dí cuenta como algunas de esas canciones me retrotaían al pasado de la universidad. Las canciones de Amaral graban parte de mi vida, la juventud, la carrera de universidad y el año de Granada. Y si con el tiempo siguen así, grabarán también más hitos de la vida que logre vivir.
Pero el día es hoy. Y lo que te despierten tu novio y su madre con una tarta de fresas para que soples las velas (doradas y preciosas) aún con las legañas en los ojos no tiene precio. Y desayunarla ni os cuento. 
Pero no ha sido la única tarta de la que comí hoy. Me volví a Santiago por la mañana para comer con mis niñas, las compis del años pasado, las mismas con las que compartí tres años de mi vida. Vineron a comer, con postre sin duda y no podía ser la tarta de otra cosa que no fuera chocolate y con velas rojas. 
Ya van dos tartas, creo que por hoy mi preciosa silueta ya va más que servida, los bombones tocan mañana con los del trabajo. Y el sábado que viene cenita y fiesta con mi panda. Y si alguien quiere que haga otra celebración no tiene más que decirmelo, jejeje.
Hoy me despido deseando que el año próximo cuelgue fotos con el número 36.

domingo, 16 de outubro de 2011

mi sangre, tu sangre, nuestra sangre

Una de las cosas que me ha sorprendido últimamente en los grupos en los que estoy es que en otros países les piden a las familias que encuentren donantes de sangre para que se lleven a cabo las intervenciones quirúrgicas, aunque no es un requisito indispensable ni obligatorio, digamos que es necesario. Algunos lo encontrareis lógico, dar para recibir, pero se supone que la donación de sangre es altruista, dar sin condición, sin pedir nada a cambio, además, nunca se sabe cuando tú como persona vas a poder necesitar de la sangre de otras personas altruistas.
Es verdad que estoy en un país donde la donación de sangre, e incluso de órganos, es de lo más normal, un tema casi normalizado, la gente está bastante concienciada, o todo lo concienciada que se puede estar cuando firmas un papel para que un familiar fallecido done los órganos a otra persona que con ellos tendrá una buena vida. Pero restringiendonos en el tema sanguíneo, desde esta silla, hay cosas que si comprendo, porque las sufrí. Hace 21 años, en España la donación de sangre era más escasa y cirugías se retrasaban días por ese motivo. Recuerdo los mensajes por los altavoces para que la gente se pasara por el banco de sangre a donar, de todos los grupos, en especial los más raros. Ahora ya tenemos una infraestructura, por lo menos en mi comunidad (Galicia) aunque creo que en todo el país es igual, muy buena de donación. La donación se acerca a las plazas de los pueblos, universidades, polígonos industriales, grandes empresas, un autobús, con su personal. Entras, te hacen unas preguntas de rigor, te pesan, y si eres apt@ a donar. La disculpa de hay que ir lejos a donar, aquí ya no existe. En algunas noticias dicen que España es un ejemplo de donación, de eso estoy orgullosa. Y lo que creo que es más importante, nunca dejarán de intervenirte o te pondrán pegas para ello porque no has conseguido cierto número de certificados de gente que fuese a donar.
No soy de juzgar, ni pretendo hacerlo, pero hay cosas que sentada desde mi silla no entiendo. Hablando con madres (porque del tema solo hablé con madres) les pregunté porque eso, que me explicaran por qué hacían eso. Parece ser que no hay una tasa grande de donación de sangre. ¿Por? "Temenos muchos fantasmas". El miedo existe, las agujas no son grandes amigas, eso lo sabe todo el mundo, pero que es para una persona sana dar medio litro de su vida, en media hora de su vida, si puede salvar vidas. Y piénsenlo, ¿si vuestra vida dependiera de medio litro de sangre de otra persona altruista? 
No prentendo obligar a nadie a donar, ni que se sienta culpable por no hacerlo, pero desde mi condición de cardiópata congénita, que recibió litros de sangre ajena y que gracias a eso escribo hoy aquí, es mi labor levantar conciencias y llamar a la donación en todo el mundo, la sangre no se vende ni se paga.
Pero indagando en el tema de la donación con esas personas de otros países descubría alguna otra cosa que, perdonen si ofendo a alguien, me indignó profundamente. En cierto lugar que considero lo suficientemente avanzado como para decir que los homosexuales hombres, es decir los gays, no pueden donar, o no deberían donar por ser un grupo de riesgo. Díganme ¿que justificación tiene eso para que no sea discriminación directa? La razón más "científica" se arguye es el alto porcentaje de relaciones sexuales de riesgo que supuestamente tiene ese colectivo. Estamos discriminando a un colectivo por un número en una acción que es totalmente individual. ¿Se va a donar sangre como persona o como colectivo?. Considero que toda persona que dona sangre, lo hace por una acción altruista totalmente desinteresada y con la responsabilidad que eso conlleva de ser una persona sana, y que sabe los requisitos que debe tener en cuenta, pendientes, tatuajes, viajes a países de riesgo, ser mayor de edad, no estar embarazada, no haber tenido enfermedades víricas recientemente, tener un peso optimo, buena presión arterial, no haber tenido relaciones de riesgo, y repito, no haber tenido relaciones de riesgo, independiente de la orientación sexual con la que se identifica, es dicir, independientemente de que sea gay, lesbiana, bisexual, transexual o heterosexual, porque todos los colectivos tienen personas con relaciones de riesgo, y en todos los colectivos hay personas que pueden donar sus sangre individual y altruistamente.
Sepan que la sangre salva vidas. Mi sangre, tu sangre, su sangre, la sangre de todos y mi vida, tu vida y su vida pueden ser salvadas.

domingo, 2 de outubro de 2011

el corazón


29 de septiembre, día internacional del corazón. Os debo la entrada de ese día, pero ese día estaba mentalmente derrotada y el fin de semana nos tocó ir de entierro. Un corazón se paró. Contamos erróneamente nuestra vida por años, pero no son ellos los que marcan nuestra vida, sino los latidos del corazón. Eses, que un día en un vientre de una mujer comienza a latir y así seguirá hasta el ultimo latido. 
Sabemos que el corazón es un músculo, víscera, órgano importante, el motor de todo lo demás. Ya sabían esos nuestros sabios más antiguos, ya desde aquella, supieron que ese ruido de nuestro pecho, ese son rítmico es la música que suena en cada persona, la música de nuestra vida, la de nuestras emociones. Quizás por eso el corazón siempre se asoció a las emociones, sobre todo al amor, porque es en esas situaciones donde el corazón se nota más, los latidos ya no solo se oyen, sino que se sienten las palpitaciones, y en cada palpitación sentimos que estamos vivos.
Hoy solo os tengo algo que dicir, disfrutar de cada latido que vuestro corazón dea, no malgasteis ninguno, disfrutarlos hasta el último.

xoves, 22 de setembro de 2011

el despertar (primera parte)

La última vez que me operé, como ya sabeis tenía trece años, buen número. Con esa edad ya eres consciente de todo, bueno, o deberías. Quizás por eso la noche anterior a la intervención nos llevaron a un chico y a mí de visita a la UVI (unidad de vigilancia intensiva). Allí nos explicaron las máquinas que iban a usar con nosotros y para que servían y algo muy importante, como nos íbamos a encontrar cuando nos despertásemos, es decir, entubados, sondados y atados de pies y manos.
No recuerdo a que hora me desperté, bueno la primera vez que me desperté en esa ocasión. Comencé oyendo los pitidos de los monitores. Pi... pi... pi..., unos pis... pis que seguía el ritmo de cada cual.
El primer pensamiento que tuve después de despertar de aquel raro sueño profundo fué "¿dónde estoy?" al que rápidamente le siguió un "estoy viva". Mientras parte de mi cerebro aún bastante anestesiado quería seguir durmiendo e aquel más que placentero sueño, otra parte oyó voces muy familiares. Enseguida reconocí la voz de mis padres, "tengo que abrir los ojos, que me vean despierta". Allí estaban, toditos vestidos con las fundas verdes, el gorro, la mascarilla y supongo que los protectores de los zapatos, mi madre a la izquierda de la cama y mi padre a la derecha. Se estaban marchado, no puedes hablar, así que en un intento de que no se fueran sin verme despierta moví mi pierna izquierda y logré que mi madre se pegara un buen susto pensando que me caía de la cama. Me miró y me vió despierta. 
No sé si lo siguiente que recuerdo fué verdad o la anestesia hizo alguna de sus faenas en la memoria. Creo que me hablaron, mi madre me acarició varias veces mi mano, pero solo fué un minuto, o menos, se tuvieron que ir, se acabó la visita.
Cuando se fueron, mi cerebro volvió a ser llevado a un profundo sueño anestésico. Muy profundo, demasiado profundo, tanto que ni tienes sueños, ni pesadillas.

sábado, 17 de setembro de 2011

un encuentro

Ya estoy en casa después de un día especial. Tenía pensado contároslo nada más llegar a casa, pero estaba cansada y tenía un poco de sueño, pero media hora después aquí estoy para deciros que hoy he ido a Vigo a visitar a mi amigo, el de la gran sonrisa, la mirada clara y el corazón nuevo. Además de conocer a otro chico que también es de allí. Se juntaron al encuentro otras dos chicas con una nena preciosa y una pareja que son unos padres preocupados por el futuro de su niño. Pues allí estabamos, cinco cardiopatías congénitas, cuatro adultos y un niño. Cada cual con su diagnóstico, sus cirugías, sus historias, sus avances, sus retrocesos y con la fuerza de seguir luchando siempre hacia delante.
Personalmente, para mi ha sido bastante importante (aunque no lo pareciera chicas y chicos). Cuando vas creciendo y siendo mayor, siempre tuve la curiosidad de saber si había más gente que estuviera operada del corazón y de la vida que tenía, si era buena como la mía actual, si tenían altos y bajos, si recordaban una infancia feliz como yo. Personas que entendieran esas cosas que sabes que otras personas no las van entender, por el simple echo de que te ven con ese toque de compasión, de "pobriña" que mal lo debió de pasar, cuando, y siempre personalmente, cuando hago un balance global de mi vida, lo más negativo que recuerdo nunca tiene relación con mi corazón, por lo menos, con el corazón físico.
Llegué a Vigo en tren. Un viaje muy ameno, ya que me senté enfrente de una señora y un chico que habían entablado una conversación muy interesante, que llevó a otra interesante y luego a una tercera más interesante que no pude evitar meter baza. Si, soy muy habladora, es más, en un cambio de pila de marcapasos el doctor me sedó para dejar de oírme, pero esa es otra historia.
Me recogió en la estación de Vigo mi amigo del corazón nuevo. Tengo que confesar que me costó reconocerlo. Está teniendo una recuperación muy buena, y el ganar kilos le favoreció, por eso casi no le reconcozco. Chico, que sepas que te he encontrado genial. Nos fuimos al encuetro de otra parte de la gente, nos presentamos nos besamos (los que podíamos besarnos) y nos organizamos para encontrarnos con el grupo final. Un aperitivo en una terracita al lado de la playa. Con el microclima de esa zona, se estaba genial, y comenzamos a intercambiar anécdotas, aventuras, experiencias y algún consejito a la mamá y al papá. Me hizo gracia cuando la otra chica cardiópata le dijo a su amiga que no se preocupara, que hablaríamos solo un ratito de nuestra particularidad. Error, nos pasamos el aperitivo, la comida y el paseo posterior básicamente con el monotema. Eso sí, siempre con las sonrisas en la cara.
Luego del aperitivo, nos fuimos a comer. Los chicos que son los de Vigo, es decir los anfitriones, nos llevaron acertadamente a una casa rural, donde comimos muy bien y pagamos muy poco. Aquí os dejo el postre que me zampé.
Después de comer no fuimos a dar un paseíto a Baiona. Zona vieja y un pequeño paseo para ver las al fondo Las Islas Cies.
Próximo encuentro en Santiago de Compostela. Os apuntais ¿verdad?

domingo, 11 de setembro de 2011

hace diez años

Si te preguntan cualquier día ¿dónde estabas tú hace diez años?, le responderás de una forma u otra que ni te acuerdas. Pero si haces hoy esa pregunta, mucha gente te contará lo que estaba haciendo el 11 de septiembre del 2001.
Yo me enteré del atentado tiempo real. Me encotraba en mi cama con la tele encendida dispuesta a ver el telediario de las tres de la tarde, después de la siesta y de tener mi último examen de septiembre. Salió el presentador, contó la noticia destacada del día, de la que por cierto no me acuerdo y dieron entrada al sumario del resto de lo que contarían en la siguiente media hora. Se acaba el sumario y, acto seguido, sale una imagen de una torre gemela incendiada. 
Yo la reconocí, ya que Nueva York era una de las metrópolis donde a mi me gustaría viajar, y una de las razones eran esas dos torres.
¿Que pensáis que se me ocurrió cuando vi semejante imagen? Pues lo siguiente: "¡Joder para los de Hollywod!, ya hacen promos de sus pelis en el telediario". La imagen estuvo varios segundos, yo diría que casi un minuto, viendo como salía un humo negro de la torre y yo esperando la siguiente escena de la gran superproducción que iban a publicitar. La siguiente escena pinchada fue al presentador del telediario diciendo que la torre ardía, ¡de verdad!. Informando que no se sabía muy bien porque ya que los datos que les llegaban eran pocos y confusos. "Parece ser que un avión se estrelló contra la torre, pero no se sabe porque motivo".
No hizo falta esperar mucho, minutos después ya sabemos todos lo que pasó. Me pasé la tarde mirando una y otras vez las imágenes mil veces repetidas, las que dos vimos y seguimos viendo año tras año. Las miraba con un ápice de incredulidad, mucha tristeza y intentando comprender porque en el cerebro de algunas personas puede existir tanta crueldad.
Hace diez años, cursé mi tercer año de carrera. Hace diez años, pasé mi peor verano en bibliotecas para poder tener una puntuación que necesitaba para la beca. Hace diez años le dí el mayor susto a mi hermana por tanta hora de biblioteca y poco de sueño. Hace diez años conseguí dicha beca para irme un año a Granada y cursar cuarto curso.  Hace diez años volé por primera vez en avión, y después de este día. 
Hace diez años fallecieron 2.973 personas, fruto de unos incomprensibles pensamientos religiosos radicales. Hoy se les llora y se les recuerda. Yo también. DEP.

domingo, 4 de setembro de 2011

nos fuimos de boda

Ya estoy en casa después de un fin de semana en Bilbao, donde una prima se casaba. Nos fuimos de boda. Allí estábamos, celebrando la unión de dos personas que se quieren. Ha sido todo muy bonito. En una catedral pequeña pero preciosa, la novia y el novio guapísimos, una cena espléndida, el bailoteo donde te das cuenta de que los pies tienen un aguante limitado en cierto tipo de zapatos, y una lluvia cojonera durante toda la tarde. Familia que hacía mucho tiempo que no veías, que se enteran de que tienes pareja cuando hoy es tu segundo aniversario. Primos que vuelves a ver y son el doble de altos y algo más anchos, primas que ya trabajan y tu recuerdas cuando empazaban a andar, como la que se casó. Te pones al día, te cuentas historias, hablas de la vida, y te das cuenta de que se necesitan como disculpa grandes celebraciones para ver a personas que no ves en años por lo difícil que es reunir a tanta gente de distintas ciudades. 
Pero he de decir que a pesar de estar celebrando algo tan fantástico como una boda, mi mente también estaba pendiente de un pequeñito nene que se estaba operando al otro lado del Atlantico. Estaba atenta a mi caralibro (recuerden; facebook). De vez en cuando desde mi móvil accedía por si su padre o su madre publicaban algo. Era algo que estaba en mi cabeza, no me acordaba ni del cambio horario, yo vigilaba para saber que había pasado, hasta que si pasó, y dijeron que todo había salido bien. Me relajé. A pesar de la distancia, parte de mi prefería estar con esa madre y ese padre con el que me une alguna charla los sábados por la tarde mientras me entretiene con su trabajo de locutor. Estar allí, acompañándolos, dándole ánimos, energía positiva, un abrazo necesario, un apretón de manos, y un silencio reconfortador. No puedo estar allí con vosotros, pero desde aquí os mando toda mi energía, con tanta intensidad, que llegará hasta donde esteis, allá, al otro lado de todo un océano, en el otro hemisferío de la tierra.
Ánimo papá y mamá.

luns, 8 de agosto de 2011

los viajes a madrid (segunda parte)

http://mokinha1976.blogspot.com/2011/04/los-viajes-madrid-primera-parte.html (enlace de la primera parte)

Llegaba la mañana del segundo día de visitas. Madrugabas, ¡como no!, tempranito que hay que ver a l@s médic@s. Nunca supe porque tanto prisa, al final los casi-siempre cardiólogos te veían a úlitma hora de la mañana y los casi-siempre cirujanos, dependiendo de si operaban o no, y de cuanto podían durar las operaciones. Pues eso, madrugón y aún con las legañitas en los ojos a pesar de la ducha que te ha dado tu madre, y a veces en agua fría por causas ajenas a nuestro entender, te recorrías el camino desde el Barrio del Pilar (en los años de mi infancia) al hospital, cruzabas un puente donde por debajo pasaba la M30. No recuerdo muchos de los caminos en duración, pero si algo recuerdo, es que como hiciese una grata brisilla (pónganle entonación irónica) el puente parecía durar una eternidad cruzarlo. 
Lo primero como siempre era hacer acto de presencia a las enfermeras, donde el segundo día si llegábamos a tiempo. Le preguntaban si la niña había desayunado, pues sospechaban la verdad, mi madre para ser la primera primerísima en las citas se había pasado ese paso sabiendo lo que venía a continuación. "Vayan a desayunar que los médicos no vendrán hasta las diez". Si, si, pero mi madre ya había anunciado que estaría allí la primera primerísima, y para eso, venga abajo al sírvete tu mismo, a desayunar mi colacao con bollo, y rapidito, que luego vienen los médicos. 
Llegábamos a la sala de espera y allí estábamos, nunca las primerísimas, pero como muy poco las terceras, y de que a las diez están los médico, ¡jah! ríome yo. Espera, te pones a mirar a la gente, te aburres, comienzas a sonreír a l@s otr@s niñ@s, ell@s te sonríen a ti, y de esas sonrisas cómplices ya salían las primeras ideas de como escaparnos de las garras de nuestras casi-todas madres y algún padre y de tener el culo sentado en las butacas. Mi madre, señora de quietecita y callada, al final cedía a que hablara con otr@s niñ@s o jugara con ell@s con juguetes que traían. Los médicos tardaban lo que tardaban, así que a pasar el tiempo, nosotr@s entreteniéndonos como podíamos, y las casi-todas madres y algún padre, esperando con más o menos paciencia y con los ojos puestos en saber si armabamos mucho o poco jaleo en la salita.
Te toca. Entras en la consulta y normalmente un cardiólogo te miraba, y si no era de los "malos" (un día también trataré el tema  de los médic@s) te preguntaba como estabas. "Bien". Va preguntando a tu madre y con los años pasa a preguntarte a ti, y te suelen hacer la gran pregunta: "¿que vida haces?", a lo que yo siempre contesté: - Hago vida normal.
- ¿Que es vida normal para tí?
- Ir al cole, jugar con los niños, ir de excursión,.... (respuesta de infancia)
- Ir al insti, dar un paseo con las amigas, y pensabas "y pelearme con mi madre para que me deje salir de fiesta", ... (respuesta de adolescencia)
- Ir al insti (de FP) o universidad, estudiar, salir con mi gente, .... a lo mi madre añadía de mala gana "hasta muy tarde", bailar, viajar, ... (respuesta de juventud)
Luego, lo típico, te auscultaban con aquello tan frío, que algun@s tenían la decencia de darle algo de aliento, me pregunto para qué, si total seguía frío. 
- A la niña la veo bien. Seguirá con el mismo tratamiento y la veremos el año que viene. Ya le enviamos el informe por correo.
Trámite de la primera visita pasada. Ahora toca el segundo, normalmente un cirujano. Tenías que llevar tu propia historia clínica en la mano. Ni decir tiene que los últimos años que yo casi necesitaba una carretilla para llevar el trayecto de un largo pasillo todo aquel manojo de papeles y demás que tenían escrita mi vida médica. Llegabas a la sala, entregabas a las enfermeras la torre de papeles y demás y mirabas a tu alrededor l@s mim@s niñ@s con las mismas casi-todas madres y algún padre, les sonreías y al rato ya estabas lo haciendo lo propio que habías echo en la salita de espara anterior.
Pasabas al segundo médic@ del día, segundo trámite del día, último de todo el viaje de revisión. El protocolo, similar al anterior, ¿que tal va la niña?, hace vida normal, ¿que es vida normal para ti?, mismas respuestas.
-  A la niña la veo bien que siga el mismo tratamiento y nos vemos el año que viene. El informe lo recibirá por correo.
Vámonos que es hora de comer. Comemos. ¿Dónde?, pues si era tarde en el sírvete tu mismo, sino en algún otro lugar dónde hubiera platos combinados. Luego nos íbamos a Príncipe Pío, maleta en la consigna y pasear por la orilla del Manzaneres. Que no se me ofendan los madrileños, pero nunca jamás he visto ese río limpio. Suban al tren de vuelta, pasillo, charla con el primero que se terciaba, niña a la litera a dormir, ... y en la estación por la mañana nos esperaba mi padre.



xoves, 28 de xullo de 2011

las cicatrices

Hoy alguien me escribió lo bueno que era ver mi cicatriz en el pecho y lo orgullosa que estoy con ella. Bueno, bueno, orgullosa lo que se dice orgullosa no estoy, no deja de ser una cicatriz. 
En realidad no tengo una sola cicatriz, sino tres, aparte de las de los drenajes. Una de la operación paleativa, que va desde mi pecho derecho hasta casi mitad de las espalda pasando por debajo del brazo. No sé exactamente que técnica han utilizado, pero ni puntos ni grapas, creo recordar que como unos alambres interiores o algo así, no lo recuerdo bien. Esa es la que peor está curada. En ropa de diario es la que suelo tapar, es decir, un escote precioso de espalda no lo suelo poner.
La otra es la del marcapasos, que está situada en la parte izquierda de mi torso un poco más arriba que la cintura. La gente se sorprende de que no esté en el pecho. Yo lo agradezco, con lo fea que está, porque cuando va para curarse tienen que volver a cambiarme la pila.
La del pecho. La que más se disimula, y eso que se ve bien. Es verdad que tuve una época en la que la odiaba. La adolescencia, ya sabemos como es, ahí la intentaba disimular e incluso miré como quitarla. Parece ser que en España la Seguridad Social te repara las cicatrices si quieres, pero cuando me ofrecieron la opción ya era parte de mi, es tan parte de mi que ni la veo, es verdad, yo visto escotazos, y nunca veo la cicatriz. De cierto, cuando salgo por ahí me acuerdo de ella cuando alguien pregunta: - ¿De que es esa cicatriz? 
- Me operaron del corazón.
- ¿Y eso?
- Ya ves, mal de amores.
No os sorprenda, yo soy así, mi humor es así. 
Os voy a contar una buena historia. Como sabeis mi cicatriz está entre pecho y pecho, y digamos que algunas personas cuando te están hablando no solo te miran a los ojos de la cara. Cuando me suele pasar eso, al rato suelo decir: - Que, ¿te gusta mi cicatriz?
A lo que suelen responder: - Si ya me había fijado - o algo parecido. Pero hubo una vez, que un chico se pasaba mirándome lo ojos fijamente mientras hablabamos, pero no a los ojos de la cara precisamente. Además con bastante descaro. Harta ante tanta osadía descarada le solté la preguntita, a lo que el rapaz respondio:- ¿Qué cicatriz?. Con perdón anticipado a los que se escandalicen por mi respuesta, le solté: - La que tengo entre teta y teta. Ni que decir tengo que se puso rojito como un cherry.
Es verdad que no toda la gente lleva las cicatrices como yo, pero yo creo que es parte de mi personalidad y forma de pensar que tengo, muy liberal, por eso no es que las lleve con orgullo es que directamente me he olvidado de que las tengo.

martes, 19 de xullo de 2011

nosotr@s y l@s demás

Escribir esta entrada es una cuestión un tanto complicada. Primeramente, existe diferencia entre un "nosotr@s" de la adultez y un "nosotr@s" de la infacia. Sin duda. Digamos que la adultez hace que ya pensemos. No es que infancia no pensemos, pero la diferencia en la calidad del pensamiento es muy distinta. En la edad adulta, la mayoría de las personas analizamos las situaciones desde varios puntos de vista con infinidad de variables, y en estos pensamientos también influyen la personalidad y las emociones que "nosotr@s" tenemos y compartimos con "l@s demás". Por eso en la edad adulta "nosotr@s" somos mucho más diferentes llevando nuestra cardiopatía que en la infancia. Los hay más pasivos y los que somos más luchadores, que por mi escaso conocimiento de número, creo que somos los más. Quizás la diferencia entre "nosotr@s" de cardiopatías congénitas es eso, que son congénitas, que forman parte de nuestra persona y personalidad desde el nacimiento, son parte de "nosotr@s", como ese antojo de nacimiento. Nos acompañan en nuestra evolución como hombres y mujeres, y según vivamos nuestra cualidad de cardiópatas congénitos a través de los años, seremos más o menos fuertes y luchadores y luchadoras. 
Y "l@s demás". Restringamos un poco el círculo de "l@s demás" a nuestra familia, pues son las personas que nos rodean desde nuestro nacimento. Las madres, los padres, hermanas y hermanos, abuel@s y alguna tía y tío más próximo a "nosotr@s". Deciros que a través de la evolución nuestra como personas, evolucionarán nuestras relaciones con esas personas próximas que tanto nos quieren y nos cuidan. Mientras somos niñ@s se esmeran en nuestro cuidado, a veces a mi parecer demasiado, sobre todo las madres, aunque ahora también los padres. No os ofendais, hay padres y madres para todo, pero un día tocaré el tema de la sobreprotección. 
Pero ya no somos niñ@s, si no que estamos en una edad donde, la mayoría de "nosotr@s" somos independientes. Obviaremos momentos de bajón donde necesitamos cuidados. Digamos que en el resto de nuestro tiempo somos independientes. La mayoría tenemos o aspiramos a lo que aspira (o debería aspirar) el resto de las personas, a nuestra autorealización como persona. Pero creo que la mayoría de "nosotr@s" en un momento de nuestra vida o en varios o en casi toda nuestra vida tenemos que ir demostrando a "l@s demás" que no solo necesitamos esa independencia sino que podemos conseguirla (sin generalizar totalmente), por eso luchamos, porque nos cuesta más demostrar que podemos, aún sabiendo nuestra limitaciones que llegamos a aceptarlas y las asumimos y hasta nos llevamos genial con ellas, tenemos que demostrar siempre que podemos. Si lo pienso bien, no solo lo queremos demostrar a "l@s demás" sino a "nosotr@s". Por eso somos luchadores y luchadoras la mayoría de las personas con cardiopatía congénita.
Creo que en esas demostraciones a lo largo de nuestra evolución como persona independiente hace que "l@s demás" que nos rodean vayan cambiando su relación con "nosotr@s", ven nuestros logros, nuestro camino a la independencia, y la mayoría aceptan esa independencia, pero siempre con el ojo de la preocupación puesto en la retaguardia. De eso "nosotr@s" no nos libraremos, pero decir, que por muy luchadores y luchadoras que apreciamos eso de "l@s demás". Gracias por respetarnos y cuidarnos.

luns, 18 de xullo de 2011

el gimnasio

día 1
Ahora tengo un gimnasio debajo de casa. Lo cual me hacía preguntar que disculpa tendría ahora para no hacer algo de ejercicio en mi vida cada vez más sedentaria. La disculpa que ponía era que estaba lejos y al ir y venir andando se me hacían las tantas de la noche y en invierno con el clima de aquí es un suplicio. Pero al tenerlo justo debajo de casa, esa disculpa carece de todo valor.
Visto lo visto, el miércoles pasado me planté en el gimnasio que resultó ser una sala de fitness para mujeres (no haré publicidad). Información mutua, yo de mis circunstancias, ellas de sus servicios. Me convencieron. Bueno vale, ya iba muy convencida, pero me convencieron más. También me realizaron un estudio, es decir, me midieron de todo, me pesaron y me miraron el indice de grasa, por cierto, algo alto demás.
El sitio resulta ser una sala con varios aparatos en circulo que forman un circuito. Entre aparato y aparato, todos ellos hidraúlicos, hay lo que llaman una estación de descanso, donde encima de una tarimita tienes que hacer marcha, a ritmo que hagas el ejercicio en los aparatos. Eso es lo bueno, tú marcas tu ritmo, así ves a mujeres que van rápido y otras que van más lentas.

día 2
Como hacía más de diez años que no iba a un gimnasio, la ropa deportiva había desaparecido de mi armario, y la poca que había la usé como ropa de andar por casa, así que no quedó otra que ir de compras. ¡Con lo poco que me gusta ir de compras!. Mínimo, unos tenis (deportivas, bambas, zapatillas, playeras, ..., a depende del lugar) y unos pantalones, de paso unas camisetas. Lo conseguí. Aunque uno de los pantalones que me había agenciado los tuve que devolver, los de Hello Kitty, snif. Eso si, los tenis son unos adidas preciosos con detalles rosita, ¡son tan monos!

día 3
Hoy tocó empezar el ejercicio. Iba algo cagadilla ¡uy, perdón!, con algo de miedo. Hay que dar dos vueltas al circuito, una media hora de ejercicio a mi ritmo. Bien, fuí tan a mi ritmo que no sudé ni una gota. Hice las dos vueltas casi sin despeinarme. Claro que los primeros días están para familiarizarte con los aparatos, y descubrí usándolos que tenía en mi cuerpo músculos que no sabía que existían. Quizás lo peor no fueron las dos vueltas al circuito, sino los estiramientos de después. Si con los aparatos descubrí músculos, con los estiramientos descubrí que también se pueden usar, y que por no usarlos, están como están, atrofiados. Así estoy, atrofiada de tanto sendentarismo. 

día 4
Mañana vuelvo.

luns, 4 de xullo de 2011

5 años

Hoy es 4 de julio. Los norteamericanos estarán celebrando su día de la independencia. Hoy hace cinco años que pasé mi primera noche en esta casa, y hoy, cinco años después, lo más seguro es que sea mi última noche aquí.
Miro a mi alrededor, y la sala esta casi vacía. Poco más me queda que la televisión, y dos cuadros, uno pintado por mí en la escuela, cuando iba a clases extraescolares de dibujo y pintura, la única que no requería esfuerzo físico. El otro de una de mis niñas, ya sabeis, esas que compartieron mi vida durante los últimos tres años. 
Me llevé casi toda esta casa a mi otra casa. Un montón de bolsas, cajas, alguna malete de ida y vuelta. Cosas. Muchas cosas. Demasiadas cosas. Pero si hago balance de estos cinco años, ¿que es lo que realmente me va quedar? Los recuerdos.
En cinco años he compartido piso con seis chicas. El primer año, las dos muy distintas entre si y muy distintas a mí. Con ninguna acabé teniendo una relación muy intensa. Pasaron por aquí un curso, como si pasaran solo viajando, no dejaron ni huella.
El segundo año compartí piso con dos chicas extrangeras; una checa y la otra polaca. Fué un año muy malo. Con la checa tuve inmensos problemas. Llegué a no querer compartir espacio con ella, fué un año donde tuve una gran depresión que también era por otros motivos. Mi habitación era mi gran refugio, podía pasarme horas y horas allí encerrada. Pero gracias a internet ese años hice un montón de amigas, pero esa es otra historia que en otra ocasión contaré. Con la polaca me llevaba muy bien. Era mi vía de escape en la casa. Sigo teniendo relación con ella. Admiro a esa chica. Se vino de Polonia a España. Luego se fué a Gabón, y ahora vive un Bruselas.
El resto de los tres años que quedan ya sabeis. Mis niñas. Desde el primer año, formamos una buena piña. Formamos una pequeña familia. Nos contabamos las cosas unas a las otras. Echaré de menos el cachondeo de una y la cama de la otra, donde siempre que llegaba de estudiar primero y luego de trabajar me sentaba y hablamos un ratito. 
La vida se rige por ciclos, y hoy estoy cerrando un de ellos. Un ciclo de cinco años exactos. 
Hoy estoy muy triste. Sé que cambio para mejor, y que habrá otro ciclo, con sus cosas malas y sus cosas mejores. Aún así no puedo evitar que lágrimas corran por mis mejillas de vez en cuando. No os preocupeis, mañana comenzará otro ciclo y seguro que estaré bailando.

martes, 28 de xuño de 2011

mi primer viaje de trabajo

el vuelo
Ayer emprendí mi primer viaje de trabajo. Estaba emocionada ante la perspectiva de conocer a las personas que ocupan mi puesto en las otras plantas de la empresa. La excusa es un curso de "Couseling laboral" que se daría en una planta que está cerca de Barcelona. Y para eso hay que coger un avión, lo que tiene varias dificultades. Primero, el equipaje de mano, que en la compañía aérea donde me habían reservado el vuelo son muy estrictos. Al final la maleta pasó sin problema.
Pero antes de poder embarcar en el avión, pasó algo muy típico de aquí; un retraso en el vuelo. Al final hemos salido una hora más tarde. Comienzas ha realizar tus cálculos temporales y ya ves que el poder cenar es más arriesgado. Esperas pacientemente al avión que aún debe aterrizar de un viaje anterior. Llega. Ves como bajan los pasajeros que trae, e resulta que es a pié de pista. ¡Madre mía!, vamos a tener que bajar a la pista para subir al avión por esa horrible escalerilla. Vas embarcando y para mayor seguridad esperan que estemos todos abajo, con nuestra ropa de veranito y una niebla de media tarde y un aire curiosamente frío pasando fresquito, lo ideal para pillar un pequeño constipado. Allí estás tú esperando a que den la orden para que desfiles en fila (más o menos india, menos que más) hacia la escalerilla mientras piensas si les daría tiempo a pasar las respectivas comprobaciones rutinarias entre un vuelo y otro. No sé si eso les dio tiempo, pero lo que ves que no les ha dado tiempo es a limpiar la cabina, estaba sucia.
Llegas por fin al avión, le sonries a la auxiliar de vuelo que te comprueba de nuevo la tarjeta de embarque, ves que es extranjera y te preguntas si sabrá hablar español. (Inciso: no es la primera vez que viajo en un vuelo nacional y auxiliares de vuelo no saben ni papa de español). Durante el vuelo comprobé que sí, con acento marcado pero sí. Vamos por el pasillo, este no me gusta, venga este, ¡ai, leches! que aquí no se puede guardar el equipaje que está roto, aquí, me da un poco igual que sea en ya en la ala.
- Mira perdone, me puede ayudar a subir la maleta- le pregunto al auxiliar de vuelo.
- No es mi trabajo. Sino tendría que subir 155.
Me retrasan el vuelo, me hace pasar frío y ahora esto. - No puedo coger pesos que estoy enferma del corazón. Me salió del alma. No suelo usar mi corazón como disculpa, pero ya estaba cansada, con hambre y con unas ganas de llegar al hotel increíble.
Lo mejor del vuelo han sido los paisajes, tanto el diurno como el nocturno, como si fuesen vistas del google earth, eso si, cuando las nubes que estaban por debajo del avión dejaban verlo. Cuando estábamos cerca de Barcelona, ver todas esos ríos de luces que me recordaban a algunos documentales que nos enseñaban para explicarnos las sinapsis de las neuronas. ¡Maravilloso!

la odisea para llegar al hotel
Después de recorrer metros y metros de pasillo para llegar a la "sortida" (salida en catalán) para coger un taxi que por fin me llevase al hotel y cenar, pasó lo que yo llamo la odisea para llegar al hotel. 
Me subo al taxi que me corresponde y le digo el hotel y la dirección. Me dice que no sabe donde está. Llamamos al hotel y una amable chica nos dice la autovía y la salida a coger, indicaciones que me parecía claras, pero me dio que el taxista se las estaba pasando de largo, pero digo, sabrá atajos para llegar al pueblo. Mientras hablamos un poco de lo típico, y resulta que es gallego, incluso nos ponemos a charlar en gallego. Llegamos al pueblo en cuestión y comienza a dar vueltas, al final paramos en una gasolinera y le dirigen, pero me parece que tampoco sabe mucho, y vueltas, preguntamos a un par de personas más y nada, al final le dicen que el hotel no está en ese pueblo si no que en uno de al lado, pero tampoco llegamos. El taximetro subía y subía, el tío ni GPS ni para pagar con tarjeta, ¡en el siglo XXI! Luego, le dije que me llevase al pueblo que ya llamaría al hotel para que me mandase un taxi. Pero ya no sabía salir de allí, estaba totalmente desorientado. Y para aquello era todo polígonos industriales, por lo cual comienzas a pensar de lo peor. Yo apunto de darme un infarto (figurativamente exagerado), y vimos un cartel; - Por   ahí le dije.
Ya entramos al pueblo de donde era el hotel, pues nada, busca un banco para poder pagar. Al final se conformo con lo que tenía en la cartera, que no era poco, me bajé del taxi, me bajó la maleta, y nada más arrancar me dio un ataque de llanto ansioso tremendo. Unas personas, que estaban en una terraza comenzaron a preguntarme, y yo entre llanto y llantazo intentando explicarle que había sucedido. Me dijeron que fuese a los "mosos de squadra" (1. pido perdón si lo he escrito mal y 2. es la policía autonómica de Cataluña). Primero fuí a un cajero, y menos mal. Llorando sin casi poder calmarme, me dirigí al cuartel y entro un poquito más calmada. Me dirigo a uno de los mossos que están en la recepción e intento explicarle la situación. Lo intento, porque entre la llantina que llevaba y que el señor solo era capaz de decirme en voz alzada; - Cálmese señora- A lo que yo acto seguido siempre me pongo peor. Pues como puedo le describo la situación y que por favor me den el numero de los taxis, y va el tío y no me pregunta si tengo dinero. Vale que tendría los ojos muy mal, pero creo que de loca aún no tenía pintas. Le dije que sí, pero insistió, incluso que pidió que lo mostrase. Yo toda ofendida, que dije que tenía dinero, el billete de avión, lo del hotel, y él con su cálmese. Al final me solicitó el taxi.
Llegó el taxista. Ya no lloraba, pero fue subirme, y cuando le quise decir donde quería ir, ¡ele!, llantina de nuevo. El taxista alucinado. Le pedí perdón y le expliqué lo que me acababa de pasar, a lo el taxista, empatizó conmigo, se solidarizó y aunque no directamente me relajó con su comprensión. Su calma fué lo mejor de la noche.
Deciros que llegué al hotel a las 12:35 y no pude cenar, porque no había donde.

mércores, 22 de xuño de 2011

22 de junio

Hoy es 22 de junio. Para muchos no es una fecha muy especial. He de decir que para mí debería ser más especial de lo que es, o por lo menos acordarme de ella, pero no.
Hoy llegué a casa, y aún no había ni soltados los bolsos el teléfono sonó, era mi madre. "¿Sabes que día es hoy?" Recordé que había puesto la fecha varias veces en trámites de mi trabajo, y enlacé con la fecha, y luego, de pasar a ser un día cualquiera, pasó a ser el día en que mi fontan cumple 21 años. Algunos le sorprenderá que no me acuerde de tal fecha. Creo que solo el primer año me dí cuenta de ella, luego pasó a ser un día cualquiera en mi vida, y así fué hasta el año pasado. 
Si, tal día como hoy, el año pasado, mi madre puso langostinos en la mesa para comer. Me sorprendió. Mi primer pensamiento fue "deberán estar de oferta en el mercado", pero le pregunté: - ¿Que celebramos?. Me respondió con toda la naturalidad: "Que haces 20 años que te has operado". 
Yo nunca he celebrado, ni creo que lo haga este año de forma especial. Sin ánimo de ser vanidosa, sé que tengo muchas cosas que celebrar. Estoy agradecida de la vida que tengo, y ahora que voy conociendo a más gente, sé de la suerte que estoy teniendo, tengo una carrera que me costó sacar, pero la tengo, ahora tengo un trabajo, un montón de amigos, unos mucho más íntimos, una gran familia que sacrificó mucho, a mi pareja.  He vivido una año en Granada, que fue de lo peor y de lo mejor que he vivido. He viajado, he conocido muchas de las ciudades españolas, muchos pueblos, y un par de ciudades del extranjero.
Quizás no corra maratones, ni haga escalada, ni pueda jugar un partido de tenis contra mi admirado Nadal, pero tengo mucho que agradecer a mucha gente, tanta que seguro que me olvidaría de la más de la mitad.
No lo celebraré, ni el año que viene, pero si llego a 25, la celebración será memorable, o se intentará que sea memorable.

sábado, 18 de xuño de 2011

dentista

Estoy en un bar de mi pueblo, que se va modernizando y ya tenemos cafeterías con WIFI, bueno vale, aquí no estamos muy atrasados. Vine a la aldea porque mi dentista trabaja cerquita da aquí. Es mi dentista desde niña, una argentina que tiene acento pero habla cada vez más español con expresiones gallegas. Hoy me sorprendió con un "mallado!" (expresión gallega que equivale a ¡perfecto!). Sabe ya mis pecularidades, ya me conoce, conoce mi boca, y conoce mi pereza con la higiene bucal, que poco a poco ha conseguido cambiarla.
Deciros que odio ir a la dentista, por muy bien que me caiga la doctora, y lo buena que sea. Odio tener a boca abierta y reseca durante mucho tiempo. Y luego ves todos los aparatos que nos meten en la boca: agujas de anestesia, brocas, alambres, algodón, papel. Esta es la segunda sesión de una muela, y le falta una para tapar el tremendo agujero que le hizo para la endodoncia. Y luego me toca otra y la limpieza, ¡a mano! que por tener marcapasos, nada de limpieza con ultrasonidos. Cuando me hace la limpieza parece que está escavando las cuevas del la prehistoria.
¿He dicho ya que odio ir al dentista?. Para hacer todo eso, por tener una cardiopatía, una hora antes me tengo que empastillar de amoxicilina, y seis horas después otra ración. Porque esa es otra, cada pequeña operación de sangrado que se tenga, profilaxis para evitar una casi improbable endocardistis, improbable, que no imposible, así que anda a tomarte un carro de pastillas, aparte de las que ya te tomas.
¡Que sí! ¡Que odio ir a la dentista!, que para colmo de males, después de empastillarte para la profilaxis, y de meterte de todo en tu boquita, va y te hace pasar la tarjeta de crédito por la maquinita, que al final hasta puede dar un poco menos de susto que si pagas en efectivo, y te pones a contar billetes.
Lo siento por mi dentista, pero odio ir a visitarla por motivos profesionales.

domingo, 5 de xuño de 2011

vacaciones (capítulo tres)

La tercera parte de mi viaje ha sido, como ya sabéis, a Huelva. Uno de mis objetivos en esa visita era ir a la playa. Objetivo conseguido. Los dos días que estuve allí me fui a la playa, donde como todos los veranos el primer día me puse como un camarón (según mi hermana), un langostino (según mi pareja), como un salmonete (según mis amigas de Huelva). Está claro, que este tipo de comparaciones debe ir por barrios o pueblos.
Me llevaron a una playa de un pueblo que se llama Punta Umbría. Nos situamos en el medio de la playa, kilómetro arriba, kilómetro abajo, porque sí, esa playa se mide por kilómetros. De cierto, cuando miraba a mi izquierda estaba lejos, muy lejos el extremo, casi ni se distinguía, el mismo efecto que cuando giraba mi cabeza hacia la derecha. Si a esto le añadimos aún apenas había gente, aquello parecía un paraíso.
Un paraíso con una temperatura en el agua increíble. Si eres de Galicia como yo y logras bañarte en nuestras aguas, que la mayoría de las veces está congelada y el resto fría, excepto ese día que confirma la regla. Pues como iba diciendo, si estás acostumbrada al baño en aguas gallegas, aquellas aguas frescas es de lo mejor que se puede disfrutar en los días de calor, fresquita pero no pincha. Me pasé un montón de tiempo jugando en el agua como una niña pequeña, bueno sí, como la nena pequeña que soy a veces. Uffff, cuanta agua me he tragado con tanta ola, creo que me sobrepasé en la carga de sal de tres meses.
Quién lea esto, se pensará que solo he ido a Huelva por la playa. No, también ha ido para disfrutar de las cenar en las terracitas sus gambitas, placeres que en Galicia por el clima son más difíciles de disfrutar. Estar en una terraza, con tus amigas, con un solo vestidito, sin frío y unas gambitas sin sal, no tiene precio.
Ya veis, me he pasado unas vacaciones típicas: fiesta, playa, dormir y comer y siempre en buena compañía. ¿Qué más puedo pedir?

luns, 30 de maio de 2011

vacaciones (capítulo dos)

Llegué a la estación de Córdoba y me dispuse a esperar a mi amiga que tardaría un rato. Apareció y al vernos nos fundimos en un abrazo. ¡Tanto tiempo sin vernos! Nos pasamos por casa a dejar el equipaje y a ponernos guapas para ir a cenar y a la feria. Porque a Córdoba, además de visitar a mi amiga me fuí a la feria. Las ferias del sur son una fiesta, a mi me encantan. Se entran por una puerta, que por la noche está iluminada con ciento de luces (foto). La puerta de la feria de Córdoba hace una representación del monumento más importante de la ciudad, su mezquita. En este viaje no la he visitado, pero si lo hice en un par de viajes en años anteriores. Es preciosa y muy recomendable.
Las ferias se componen de las casetas. Infraestructuras prefabricadas de cartonpiedra y lona, algunas incluso con ladrillo y cemento pero son las menos. Hay varios tipos. Unas son más diurnas, tipo restaurante, para comer, con mesas y sillas, y de fondo casi siempre musica de sevillanas. Las más nocturnas, tipo pubs, con sus barras y toda la pista para bailar, donde de vez en cuando pinchan sevillanas. Las casetas son montadas por restaurantes, peñas, hermandades, asociaciones de vecinos, sindicatos, etc.
La primera noche me fui ya solo por la noche, con mi amiga y cinco chicas más, me pasé la noche andando la feria de arriba-abajo y viceversa, que forma de andar, creo que me cansé más de andar que de bailar, que fué la otra cosa que hice esa noche.
El segundo día en la feria también ha sido nocturna. Pero esta vez fuí vestida un poco más acorde, con un vestido floreado, pues no tengo uno de gitana, que son preciosos (y caros), pero si me puse una flor en le pelo (muy baratitas en los chinos) de color azul acorde con el vestido y con un guiño a mi chico, aunque no se diese cuenta. Ese día me canse de caminar con los tacones, ufff, si es que a veces soy tonta tonta.
El tercer día fuí de día, y viví la feria más familiar. Comimos en una caseta comida típica, entre ella algo que me gusta un montón y no hay por aquí; el salmorejo (foto, aunque este no es el de la feria). Luego nos fuimos a las atracciones, barracas o el nombre que tengan en cada pueblo. No he montado en ninguna, pues no me gustan mucho la verdad, pero pasé una calor asfixiante, ¡horrible!. En cuanto llegué a casa una ducha templadita, ufffff, que gusto. 
El resto del tiempo en Córdoba me lo pasé haciendo lo propio de vacaciones, descansando, y también lo propio del sur, disfrutar del desayuno y cena en terracitas, un placer que en mi ciudad por la climatología no es tan placentero.
Los tres días en Córdoba, de comida y baile, fueron mi segunda etapa en este viaje, ya despés tocó Huelva, donde llegué después de coger un tercer tren, próximo capítulo.

venres, 20 de maio de 2011

vacaciones (capítulo uno)

Seguro que algunos ya habíais pensado que me había olvidado de vosotr@s. El trabajo que tengo no es duro, pero llego a casa mentalmente agotada. Pero lo bueno de tener trabajo, no es solo el sueldo y la satisfacción que da para tu autorrealización, por lo menos en mi persona, sino porque normalmente tienes derecho a unas vacaciones. Pues ahora me encuentro en esos días. Hoy es mi tercer día de vacaciones. El primero me lo dediqué a mi imagen. Por si no lo sabéis, mi pelirrojo es artificial, así que de vez en cuando hay que darle una tintura a las raíces morena y cada vez más raíces blancas. Me fui a ponerme guapa. La tarde me la pase de compras y tomando algo con unas amigas que hacía siglos que no veía, y a hacer la maleta. Ayer, realmente empecé mis vacaciones con un viaje.
Me encanta viajar, y por un motivo y otro (siempre económico) hacía tiempo que no lo hacía, así que esta es la oportunidad. Decidí ir al sur. Calorcito de mayo, que aún no es muy intenso. Mi primera parada será en Córdoba, que está de feria, a visitar a una amiga a la se la debía hace siglos. Pero ahora estoy haciendo parada en Alcobendas en casa de mi hermana. 
Me vine ayer en tren hasta Madrid. En el Talgo diurno, que ahora lo llevo mejor que el nocturno. Es más ameno, se pasa más rápido, entre las pelis, el libro, la nintendo, el mp3 y los paisajes que pasan por la ventana, y vas viendo como cambian a lo largo del viaje por media España. 
Es lo que tiene mi país que del norte al sur cambian muchas cosas, muchísimas cosas, casi todo cambia. Primeramente, como ya dije, los paisajes. Sales de una Galicia con sus montañas y montes verdes, pinos (y eucaliptos),con pequeñas aldeas y casas solitarias espercidas por los sitios más inpensables, las vacas paciendo, los huertos pequeños de automantenimiento,... y poco a poco, las montañas se empequeñecen y todo va cambiando de color, el verde ya es otro verde, los árboles cambian y van desapareciendo, hasta que por sitios ves un árbol solitario en una gran explanada, las aldeas son más concentradas, y apenas encuentras casas solitarias, no ves apenas animales excepto que por casualidad veas algún rebaño de ovejas (lo que ayer no sucedió) y ya no hay huertos, si no grandes explanadas en las que se suele plantar algún cereal y con sus aparejos de regadío, y así vas llegando a la gran ciudad, que se anuncia con pequeños pueblos dormitorio.
Hoy me he despertado en casa de mi hermana a las diez, si si, a las diez, horario ya de vacaciones. Bueno, es verdad que me han despertado a las siete para que pudiera ver a mi ahijado, que en cuanto me vió me reconoció y saltó de alegría, yo no salté pero me alegré tanto más que él de verlo. Después de que ya se fueran a trabajar unos y a la guardería el otro me volvía a dormir, ¡hasta las diez!. ¿Que se hace en vacaciones? Pues me vestí, con un vestidito que hacía una temperatura agradable, lo que hace darte cuenta de que tus piernecitas aún están blancas como la leche. Me bajé a desayunar al bar habitual cuando estoy aquí, un cafecito pequeño, aquí le llaman mediana. Veis, esa es otra de las diferencia de España, en cada lugar el café con leche se sirve y se llama de otra manera, ¡menos mal que las tostadas se llaman tostadas en todo el país! Pues, a lo que iba, desayuno y paseíto mañanero. Ahora me dispongo a comer algo y ya me bajaré a Atocha a coger el AVE (Alta Velocidad de España; que no recorre toda España) para irme ya a la feria de Córdoba, que lo contaré en el capítulo dos.

domingo, 1 de maio de 2011

las madres luchadoras

Hoy es 1 de mayo, día del trabajo. Pero al caer en el primer domingo de mayo es también el día de la madre. Como comprenderéis no podría acostarme hoy sin dedicar una entradita a las madres luchadoras. A las que día a día sacan fuerza de coraje y valor para seguir en lucha, viendo como sus hijos crecen y se fortalecen, y quedando sorprendidas muchas veces de los fuertes que pueden llegar a ser sus hij@s, y sorprendiéndose ellas mismas de lo fuertes que pueden llegar a ser ante las adversidades. 
Madres que dan todas las horas del día, incluso dan la horas de sueño. Que corren de un lado para otro, que se pelean con todo el mundo, que buscan ayuda hasta debajo de las piedras, que esperan pacientemente y se desesperan esperando, .... y a veces solas y lejos de su casa y de su familia. Como mi madre, como la madre que conocí ayer. 
Sé que cualquier gesto de sus hij@s, una sonrisa, un avance, será suficientemente recompensa para ellas de todo el sacrificio que pueden llegar ha realizar. Pero yo pienso, y este es un pensamiento muy personal, que nunca llegaremos a agradecer lo suficiente tanta lucha y sacrificio, aun sabiendo que ellas lo hacen con tanto amor que no esperan que se lo agradezcamos de manera alguna.
Inmensas gracias a todas las madres en el día de hoy. 
GRAZAS NAI.
 

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