luns, 18 de xullo de 2011

el gimnasio

día 1
Ahora tengo un gimnasio debajo de casa. Lo cual me hacía preguntar que disculpa tendría ahora para no hacer algo de ejercicio en mi vida cada vez más sedentaria. La disculpa que ponía era que estaba lejos y al ir y venir andando se me hacían las tantas de la noche y en invierno con el clima de aquí es un suplicio. Pero al tenerlo justo debajo de casa, esa disculpa carece de todo valor.
Visto lo visto, el miércoles pasado me planté en el gimnasio que resultó ser una sala de fitness para mujeres (no haré publicidad). Información mutua, yo de mis circunstancias, ellas de sus servicios. Me convencieron. Bueno vale, ya iba muy convencida, pero me convencieron más. También me realizaron un estudio, es decir, me midieron de todo, me pesaron y me miraron el indice de grasa, por cierto, algo alto demás.
El sitio resulta ser una sala con varios aparatos en circulo que forman un circuito. Entre aparato y aparato, todos ellos hidraúlicos, hay lo que llaman una estación de descanso, donde encima de una tarimita tienes que hacer marcha, a ritmo que hagas el ejercicio en los aparatos. Eso es lo bueno, tú marcas tu ritmo, así ves a mujeres que van rápido y otras que van más lentas.

día 2
Como hacía más de diez años que no iba a un gimnasio, la ropa deportiva había desaparecido de mi armario, y la poca que había la usé como ropa de andar por casa, así que no quedó otra que ir de compras. ¡Con lo poco que me gusta ir de compras!. Mínimo, unos tenis (deportivas, bambas, zapatillas, playeras, ..., a depende del lugar) y unos pantalones, de paso unas camisetas. Lo conseguí. Aunque uno de los pantalones que me había agenciado los tuve que devolver, los de Hello Kitty, snif. Eso si, los tenis son unos adidas preciosos con detalles rosita, ¡son tan monos!

día 3
Hoy tocó empezar el ejercicio. Iba algo cagadilla ¡uy, perdón!, con algo de miedo. Hay que dar dos vueltas al circuito, una media hora de ejercicio a mi ritmo. Bien, fuí tan a mi ritmo que no sudé ni una gota. Hice las dos vueltas casi sin despeinarme. Claro que los primeros días están para familiarizarte con los aparatos, y descubrí usándolos que tenía en mi cuerpo músculos que no sabía que existían. Quizás lo peor no fueron las dos vueltas al circuito, sino los estiramientos de después. Si con los aparatos descubrí músculos, con los estiramientos descubrí que también se pueden usar, y que por no usarlos, están como están, atrofiados. Así estoy, atrofiada de tanto sendentarismo. 

día 4
Mañana vuelvo.

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