mércores, 14 de decembro de 2011

la furosemida

Hoy, después de muchos años he vuelto a tomar furosemida, es decir, el Seguril de toda la vida. La furosemida, por si casualidad alguna persona no lo sabe, es un diurético (léase pastillita para hacer mucho pipi muy frecuentemente).
Tomé Seguril desde mi primera operación con siete años, complementado con Aldactone en algunas épocas (otra pastillita para hacer pipi más frecuentemente) hasta la adolescencia, que me lo quitaron porque mis esfínteres comenzaron a tener problemas y ya se me escapaba el pis de vez en cuando, y eso para una chica adolescente es fatídico. De aquella época consideraron que ya no era necesario y me lo retiraron.
En la última consulta me lo volvieron a recetar. Siguen sin creer que retenga líquidos, pero mi hígado crece, y a lo tonto parece que ya estoy embarazada de cinco meses. Si, si, ya me preguntan si va ser chico o chica, aparte, de cederme los asientos en los transportes públicos. A ver como va la cosa.
La cosa, es que cuando iba a la escuela y al instituto, Moka tomaba Seguril por lo menos. Así que, mi mamá, casi se plantaba el primer día ante la maestra (siempre tuve maestras) en principio y el/la tutor/a de turno para explicarle que su niña necesitaría ir al baño muy a menudo, casi cada media hora por las mañanas (el Seguril me lo tomaba con el desayuno). Así que yo, con levantar la mano, para envidia del resto del alumnado me iba al baño.
Pero no siempre que estás en clase puedes ir al baño cuando te da la ganita de hacer pipí. En examenes no. Yo siempre hacía mi pipí antes de un examen. Pero en 6º de EGB (6º EP de  años para los de la LOGSE, LOCE, LOE, LODE, ....), comencé a hacer un examen de gallego, y al ratito me entraron las ganas, y yo haciendo el examen, ganas en aumento, "¡no! ahora no", y las ganas aumentaban, y yo escribiendo a todo correr, sentada con las piernas juntitas y vigilando que no se me notaran las ganas, y venga a escribir a lo loco, con una mano, porque la otra paso a intentar tapar lo que podría se inevitable si no iba ¡ya! al baño. A la media hora del comienzo del examen, mitad del tiempo aguantando las ganas de orinar, levanté la mano. El profe pregunta que quiero.
- Ir al baño.
- Pero tienes que entregar el examen.
- Ya lo terminé.
Al pobre chico le quedó cara de tonto. Entregué el examen y me fui a la carrera hasta los aseos de chicas. Uf, ¡que gusto!.
Al llegar me senté en mi sitio, y a los pocos minutos el profe que estaba corrigiendo mi examen dijo: "Mónica, tan rápido y has sacado un 9.5, y te bajé el 0.5 por faltas de ortografía. Es que no hay gallego que se me resita.

1 pensamientos externos:

Martaraquel dixo...

Me encanto el final!

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