luns, 7 de febreiro de 2011

independencia

Una de las cosas que nos hace sentirnos bien a las personas, es sin dudarlo, la independencia. Llegada una edad, es lo que deseas. Primero, en la adolescencia, como una forma de librarte de los pesados de los padres. Si, si, todos deseamos librarnos de ellos alguna vez. Después, ya deja de ser un deseo de apartarte de tus progenitores a un deseo para sentirte autorrealizada.
Yo me independicé por primera vez cuando iba a cumplir 25 años. Lo hice cuando el año que me fuí a Granada. Era un deseo mezclado aún de la inmadurez de la adolescencia de librarte de tu madre, de sus horas, de sus normas de casa, de con quién vas, con quién vienes, quién es esa, o ese, de quién llama, quién escribe, y el deseo de saber ya si realmente podía vivir sola, hacerme la comida, lavarme la ropa, organizarme la economía, llegar a fin de mes, no olvidarme de la medicación, además claro de hacer todo lo que me venía en gana sin dar una sola explicación a nadie. Personalmente significó mucho esa independencia. Puedo vivir sola.
Claro que eso no solo me lo demostré a mi misma. También lo pudo ver mi familia y mi madre. Nunca hablamos de ello. Pero estoy segura de que cuando me fuí a 1200 km de mi casa, al otro lado del país, mi madre no se quedaba muy tranquila. Por su mente pasaría pensamientos como los de "¿que comerá?, desde luego el pescado y la verdura ni la tocará", "se olvidará de la medicación", "seguro que andará por ahí hasta las tantas", no le voy a sacar de todo la razón, me olvidé algo la medicación, defecto de mi persona, el pescado lo justo, la verdura más, y si, cuando mis responsabilidades me dejaban me iba de fiesta y volvía a las tantas. Al final, creo que mi madre también pudo comprobar que no había sido tan malo, que a pesar de mi cabeza loca he sido bastante responsable.
Pero hubo algo que me sorprendió de mi independencia. El significado que le dió el cirujano que me atendió ese año en mi revisión anual. Cuando me planteó su pregunta favorita: - ¿qué tal te va la vida?.
- Bien,- le respondí- este año estoy en Granada con una beca.
- ¿Sola?
- Si, bueno no, con compañeras de piso.
- ¿Sin tus padres?
- Si claro, pero solo es un año - me apresuré a decirle cuando ví que el papel para el informe anotaba "es independiente"
- Es igual, lo importante es que te has ido de casa, aun que vuelvas (guiño de ojo), es muy importante que sepamos la vida que llevais, y que os independiceis es muy importante para nosotros.
Se ve que mi independencia era importante para más persona de las que pensaba.

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