sábado, 19 de marzo de 2011

mi padre

Hoy es el día del padre, así que no encuentro mejor ocasión que hablar de mi padre.
Mi padre es uno de los numerosos hijos de mi abuela. Debió de decidir montar un equipo de fútbol, porque se pasó media vida embarazada. Sobrevivieron a los dos años once de sus hijos, pero yo solo llegué a conocer siete tías y tíos. Hoy en día solo quedan seis de esos niños. Podéis imaginaros, tantos niños en una casa pequeña y pobre. Así era, por eso mi padre comenzó a trabajar con sólo trece añitos. A los dieciseis se embarcó en un pesquero que naufragó cerca de Francia. Esa fue la única vez que mi padre trabajó en la mar. Luego, como la mayoría de sus hermanos decidió emigrar y acabó en el año 1968 en Francia. Se casó con mi madre en 1971 y se la llevó a Francia, allí comenzaron a formar una familia.
Se podría decir que mi padre era el padre típico, el que trae el dinero a casa, delegando la educación de su hijo e hijas a su madre. Yo no creo más bien que la portavoz de las decisiones era mi madre, por eso daba la sensación de que no tomaba parte de nuestra crianza. Pero debido a eso, a veces ocurrían situaciones a menudo curiosas.
Podía pasar que quisiera ir a dormir a casa de una amiga, que dicho sea de paso, realmente era para salir de fiesta hasta altas horas, le solía preguntar a mi madre como era de costumbre.
- Máma, ¿puedo ir a casa de mi amiga?.
- Pregúntale a tu padre.
- Papi, ¿puedo ir a casa de mi amiga?
- Pregúntale a tu madre.
- Ella me dijo que te preguntase a ti.
En momentos así, mi padre ponía cara de circunstancias, de no entender la situación. Ante tal anarquía, Mokiña no se iba a casa de su amiga, sino que salía hasta las tantas de fiesta.
Una de las miniconversaciones que recuerdo de mi padre, fue una vez que yo salía con un chico mucho mayor que yo. Estaba claro que mi familia no estaba muy de acuerdo. Mi madre me lo recordaba a menudo, y miraba con mala cara cada vez que me llamaba a casa o salía con él. Un día bajé al sótano donde estaba trabajando mi padre. De pronto me dice:
- Mónica, a ti te gusta es chico.
- Si.
- Pero es muy mayor.
- Ya.
- Es que el tiene más experiencia, y puede hacerte mucho daño.
Me sorprendió. Normalmente era el que dirán. No, mi padre era la preocupación de que a su hija la hicieran sufrir. Creo que esa cualidad de la lógica y la práctica de mi padre, es de las que yo he heredado, o de las que he aprendido de él.
Mi padre, al que le encanta el campo y cuando puede se escapa a la aldea a meterse en su sótano. Mi padre, el que nos amenizaba las cenas con malos chistes en un mano a mano con mi hermano. Mi padre, el que nos llevaba a veces a la playa y se hinchaba a comer berberechos en un mano a mano con mi hermana. Mi padre, era ese que solo podía venir a Madrid cuando me intervenían y luego se tenía que volver a Galicia hasta que me daban el alta. Mi padre.
¡FELIZ DIA DEL PADRE!

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